Esa noche el barco quedó atracado al muelle, dándonos un día más por la ciudad. Habíamos recorrido ya el lado occidental del Nilo, donde muere el sol y se encuentran las tumbas y templos funerarios. Hoy, recorríamos el lado oriental, donde nace el sol y están los templos dedicados a diferentes divinidades. Tanto el templo de Luxor como el de Karnak, se ubicaban en la antigua Tebas y se comunicaban por una larga vía de 2,7 kilómetros, flanqueada a sus costados por 1.400 esfinges; la avenida de las esfinges.
TEMPLO DE KARNAK
El enorme complejo de Karnak fue el principal centro de culto desde el imperio nuevo, y estaba dedicado al dios más importante, Amón. Fue construido entre los años 2.200-360 AC por diferentes faraones que quisieron honrar a su dios, siendo los más importantes Hatshepsut, Seti I, Ramses II y Ramses III.
Accedimos por la famosa avenida resguardada a cada lado por cientos de esfinges con cabeza de carnero, el animal que se le asociaba al dios Amón y cruzamos los dos primeros pilonos para llegar a una sala con varias columnas, que a la derecha, daba acceso a una pequeña sala; el templo de Ramses III, que se usaba para las barcas sagradas. A sus costados, imponentes estatuas de Ramses III cuidaban el patio.
El segundo pilono nos llevaba a una de las áreas probablemente más famosas de este templo; la enorme sala hipóstila. Esta sala, tenía casi 5.000 metros cuadraos y su techo estaba soportado por 134 gigantescas columnas de más de 20 metros de alto. Cada columna, estaba decorada con jeroglíficos y bellos colores, que en ese mismo momento los trabajadores estaban reviviendo con inmaculada paciencia; literalmente usaban cotonitos para limpiar milímetro por milímetro cada uno de esos gigantescos pilares. Si bien, al ver esos colores uno logra imaginar lo diferente que debe haber sido eso lugar en su apogeo, creo que es imposible llegar alguna vez a dimensionarlo. La descripción de Amenhotep III que hace sobre el pilono de entrada en esos años hubiese dejado atónito a cualquiera; “Una enorme puerta cubierta totalmente de oro, y decorada en lapislázuli y costosas piedras preciosas. Ninguna obra anterior la iguala. Pavimentada con plata pura y en su cara exterior cubierta de estrellas en lapislázuli”.
Otra de las cosas que no dejará de impresionarte de este lugar, son sus obeliscos. Construidos normalmente de a parejas, eran un homenaje al dios del Sol, Ra. El construido por Tutmosis III hacia el 1.450 AC tiene nada menos que 33 metros de altura y se considera el más alto aún erigido. Aún destacan claramente sus jeroglíficos, y si cerramos los ojos y nos remontamos 3.500 años atrás, podemos imaginar como hubiese sido verlos forrados completamente por electro, una aleación de oro y plata.
Otro de los obeliscos impresionantes que existieron en su tiempo, fue el de la reina Hatshepsut, hija de Tutmosis I. Fue el segundo más grande construido alguna vez, en granito rosa, y tenía 28,5 metros de altura y el no despreciable peso de 343 toneladas. Fue tallado en una sola pieza, en las canteras de Asuán y trasladado 220 kilómetros en un viaje que duró 7 meses por el Nilo.
Nos seguimos internando por el complejo y finalmente llegamos al Lago Sagrado, un gran lago artificial mandado a excavar por Tutmosis III y que tenía un tamaño de 130 x 80 metros, cuyo fin era servir de escenario para diferentes ceremonias religiosas y que nos regalaba una bella vista a las diferentes construcciones del templo, contrastando el árido telón de fondo, contra el agua y las palmeras que rodeaban el lago.
Datos curiosos del templo Karnak.
- Los templos no eran lugar de rezo, si no, lugar de residencia del dios, por lo cual solo selectos sacerdotes estaban autorizados a cuidar de ellos.
- Fue el más importante y más grande del antiguo Egipto.
- El Nilo cubrió el templo en algún momento y estuvo 2 metros bajo el agua.
- Hay una sala dedicada a Alejandro Magno, representado como hijo de Ra en el pacto divino, cuyo fin era proclamarse faraón de Egipto tras su conquiste de estas tierras.
- Si deseas sabe más de los obeliscos, puedes visitar esta entrada de la National Geographic.
- Si deseas sabe más de Karnak, puedes visitar esta entrada de la National Geographic.
TEMPLO DE LUXOR
Luego de nuestra extensa visita al enorme templo de Karnak, nos movilizamos rumbo al templo de Luxor junto a nuestro guía. Este templo, igualmente dedicado a Amón y como complemento de su vecino Karnak, fue construido aproximadamente entre 1.400-1.300 AC, principalmente por los faraones Amenhotep III y Ramses II, y es uno de los mejor conservados del antiguo Egipto.
Su entrada, una de las más llamativas e imponentes a mi gusto, esta resguardada por dos gigantescos colosos que representan a Ramses II y un alto obelisco de 25 metros de altura con cuatro babuinos en su base. El obelisco hermano, se encuentra lamentablemente en la Plaza de la Concordia, Francia, regalado por Mohammed Ali en 1834.
Tras cruzar los pilonos e inmediatamente a la izquierda, nos encontramos con una de las mayores peculiaridades de este templo. Si bien originalmente fue erigido en honor al dios Amón, al igual que Karnak, el pasar de los siglos hizo que diferentes culturas fuesen modificando el templo a los antojos de sus deidades. Allí, posterior a Amón, se veneraron deidades como Serapis, se venero al divinizado emperador Augusto, se convirtió en castro, se construyeron iglesias cristianas en su interior y finalmente se construyó la mezquita Abu Haggag, que es la que podemos ver al cruzar los pilonos. Lo más peculiar, es que la entrada original, figura a unos 5 metros de altura, evidenciando cuan enterrado estuvo el templo al momento de construirla sobre las columnas del patio de Ramses II.
Seguido al patio de Ramses II, se encuentra la columnata de Amenothep III, una hilera de 14 columnas antiguamente techada y que nos lleva al patio del mismo faraón. Aquí, en 1989, se encontró un tesoro arqueológico de 26 esculturas faraónicas excelentemente conservadas y que hoy se exhiben en el Museo de Luxor.
Una cosa peculiar que podemos ver en este templo, es que aún se distinguen claramente las pinturas lo los emperadores romanos superpuesta a los jeroglíficos egipcios, de una época donde el templo pasó a ser un lugar de culto romano.
Durante la tarde, el barco zarpó río arriba en dirección Sur rumbo a nuestros siguientes destinos. Debo decir que si bien sabía que el Nilo era un gran río, nunca imaginé lo ancho que sería. A medida que fuimos navegando, no dejaba de sorprenderme la enorme masa de agua sobre la que estábamos, con un ancho promedio de casi 3 kilómetros. Nos movíamos tranquilamente sobre aguas calmas, y a medida que avanzábamos, aparecían a los los costados, pequeños poblados orilla de río inmersos entre abundantes palmeras y tupidos bosques verdes.
Estábamos a cubierta mirando esta 
belleza, cuando al poco de comenzar navegando sale volando un paquete desde el agua y cae e nuestro barco. Inmediatamente todos quienes estábamos allí nos asomamos para ver qué pasaba, solo para llevarnos la sorpresa de que se trataba de vendedores ambulantes acuáticos!! Así es, tal rémoras, los pequeños botes de madera a remo, de alguna forma mientras nuestro crucero iba a todo motor, se lograban anclar con cuerdas y continuar su viaje con nosotros, solo para ofrecer y vender sus productos a los asombrados turistas. Cada vez que una transacción se cerraba, volaba un paquete envuelto en una bolsa hasta la plataforma ubicada 4 pisos más arriba. Acto seguido, el comprador metía el dinero de vuelta en la bolsa vacía y lo dejaba caer al pequeño bote de madera, a riesgo de no apuntarle.
Seguimos navegando rumbo a Edfu hasta que se hizo de noche, pero no antes sin pasar por la exclusa de Esna. Esta es una de las represas que permiten regular los niveles del Nilo y que para permitir el paso de los barcos, tiene una exclusa. Básicamente, el barco queda encerrado en una piscina, que se llena de agua para subir o se vacía para bajar, algo similar a como funciona el canal de Panamá. Poco más allá nos esperaba Edfu, el poblado dónde atracaríamos para pasar la noche.
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