Quien alguna vez haya circulado los alrededores del embalse El Yeso, no puede haber dejado de apreciar la belleza que denota el “cordón de los picos negros”. Las cumbres del Punta Negra, Punta Andino y Pico Negro decoran la rivera occidental del embalse, invitando a subir sus escarpadas paredes por canalones que desde lejos parecen vertiginosos y complejos de realizar, haciendo sus ascensiones atrevidos desafíos. El Cerro Punta Negra, con sus 4.127 msnm, es la cumbre más oriental a la laguna, y por ello la de más rápido acceso. Hasta hoy solo posee dos rutas rumbo a su rocosa cumbre; aquella por el canalón central y la expuesta ruta Buracchio-Delgado, que discurre por un canalón lateral de menor tamaño y considerable mayor exposición.
Tiempo invertido: 2 días
Largo total de la Ruta realizada: 18 kilómetros
Altura máxima alcanzada: 4.127msnm
Desnivel total alcanzado: 1.537 metros
Físico: 4.4 / Exposición: 4.4 / Técnica: 5.5 (ref AHB)
“Al lado del muro de hielo, patitiesos por el rumor frío de la nieve, escuchábamos el paso perentorio y mirábamos nerviosos la cara de la muerte, la salvaje compañera. Y salta el corazón dentro del pecho, para sentir el músculo y el alma tensos como el acero, preparados para luchar con un nuevo resalte…”
Geoffrey Winthrop Young, 1876 – 1958
DESCRIPCIÓN DE EQUIPO
- Crampones para terreno mixto
- 2 Piolet (idealmente técnicos)
- Casco
- Cuerda 30 metros
- Arnés, mosquetones y cintas
- Estacas y tornillos de hielo optativos (no llevados)
APROXIMACIÓN
- Tomar Av. La Florida y luego seguir por Camino el Volcán, el cual se interna hacia el cajón del Maipo. Llegar hasta el poblado de San Gabriel, donde se debe parar a dar aviso a carabineros.
- Continuar por este mismo camino unos cientos de metros, pasar el puente y luego a mano izquierda tomar el camino que lleva al embalse del yeso. Aproximadamente después de 18 kilómetros por este camino se llega a la represa del embalse. Algunos metros pasada la represa hay un pequeño estacionamiento a la orilla del camino donde pueden dejar el auto.
CONSIDERACIONES
- Uso de casco obligatorio. El cerro posee roca de pésima calidad que desprende constantemente.
- La ruta B-D no es sencilla, y a eso se le suma la dificulta que el retorno no es por dónde mismo. Dar la vuelta puede ser más complejo que seguir hacia arriba.
- Antiguamente se solicitaba permiso de Aguas Andinas para el cruce de la represa. Actualmente la realidad es que si quieres pasar, lo hagas muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche.
ITINERARIO
DIA 1: Santiago → Embalse El Yeso → Campamento Base 2
DIA 2: Campamento Base 2 → Cumbre → Santiago
*Noviembre 2015
RELATO DEL VIAJE
DÍA 0,
La idea
Nicolas Charliac es un amigo de ya algunos años, con quien previamente había realizado la travesía Provincia-San Ramón, y que debido a vueltas de la vida dejé de ver por algún tiempo. Mientras yo continué con el montañismo, mi amigo eligió otros caminos deportivos, sin embargo, varias veces ya me había comentado su deseo por reiniciar nuevamente las andanzas en los cerros. Fue así que coordinamos finalmente hacer una salida instructiva, donde el plan era aventurarnos en algún cerro que permitiese poner en práctica algunas técnicas básicas de aseguramiento y uso de cuerda. Con dos días y además el objetivo de hacer cumbre en algún cerro de mi interés, las posibilidades se reducían un poco. Tras una búsqueda rápida, quedó seleccionado el Cerro Diablo y el Punta Negra. El primero, sin embargo, a pesar de ser un cerrazo, era extremadamente ambicioso en lo físico y los tiempos, ya que la aproximación es larguísima y no nos permitiría practicar mucho. El Punta Negra en su contraparte, era un cerro relativamente corto, con un canalón central precioso e ideal para practicar las técnicas que teníamos en mente. Tomada la decisión, no quedaba más que verificar los últimos detalles logísticos y esperar el día sábado para partir.
DÍA 1,
Santiago – Embalse El Yeso – Campamento Base 2
Nos reunimos con Nico a eso de las 8 am y tomamos el ya re contra conocido camino del cajón, que nos dejó en carabineros de San Gabriel, donde hicimos nuestra única parada antes de llegar a la represa del embalse. Aquí dejamos el auto a un costado y preparamos nuestras mochilas. La marcha comenzó a las 11:00 cruzando la represa de Aguas Andinas, que en ese entonces por suerte de destino no estaba custodiada por nadie y casi parecía abandonada. Nos acompañaba un día envidiable, con un potente sol, ninguna nube y una agradable y refrescante brisa. Al otro lado del embalse se veía claramente nuestro objetivo, nevado hasta su base y mostrando desafiante sus dos rutas de ascenso. Si la ruta del canalón central se veía difícil a esa distancia, la B-D francamente parecía imposible, perfilándose a la vista con una pendiente de 90 grados. A pesar de eso, quien ha subido algún canalón sabe por experiencia, que la vista es siempre engañosa e in situ las cosas cambian de perspectiva, resultando frecuentemente más sencillas de lo que parecían desde abajo. Mi amigo, con pocos canalones en sus haberes, opinaba probablemente muy diferente.
El camino alrededor del embalse está bien marcado, y donde no, es bastante obvia la ruta, ya que incluso desde el auto uno ve claramente el lugar a donde debe llegar. No solo montañistas recorren estos senderos, ya que por aquí mismo se llega a la Laguna Negra y además las orillas del embalse suelen ser apoderadas por más de un pescador que gusta de las truchas. Es un bello trekking, sin dificultad alguna, con una vista magnífica de las cumbres que rodean el embalse, siendo mi preferida la del Mesón Alto (en cuya falda discurre el camino vehicular). Tras poco más de 3 horas de tranquila caminata llegamos al otro lado del embalse, donde se sitúa el campamento base 1. El sitio era un paraíso, con todos los alrededores cubiertos de pasto y flores, un riachuelo, una preciosa vista a todo el valle, buenos sitios de acampada y una hermosa laguna… que para nuestra decepción estaba completamente seca, quien sabe desde hace cuantos años. Lo que en ese momento no sabía, era que veinte días después en una nueva expedición, me llevaría la increíble sorpresa de encontrarla absolutamente llena y abastecida por el cauce de un río que previamente no existía y que nacía de napas subterráneas alimentadas por los tardíos deshielos de esta temporada.
Aún era temprano y la distancia recorrida no había mellado en absoluto nuestras ansias por avanzar, por lo que terminado nuestro almuerzo, decidimos ponernos en marcha otra vez. La ruta era clara, ya que desde aquí se veía sin problemas el canalón central y el canalón B-D. En la base de ambas canaletas, un amplio plateau se dejaba adivinar como nuestro campamento base 2, distante a poco más de unas dos horas de trayecto, y en caso de que por “x” motivo no deseásemos llegar hasta arriba, un plateau intermedio y bastante más cercano podría servirnos de sitio acampada. Iniciamos la caminata, y luego de dejar atrás el penoso lecho seco de la que fue y sería una bella laguna, comenzamos por primera vez a esforzar algo nuestras piernas, en la primera subida que se nos presentaba en la ruta. Pronto la nieve apareció bajo nuestros pies y lo que era un sencillo trekking comenzó a tomar forma de montañismo. El plateau intermedio no se hizo esperar más de 60 minutos y sin mirarlo mucho seguimos caminando por una nieve que cada vez se ponía más sopa y más profunda, haciéndome extrañar las polainas que tenía bien guardadas al fondo de la mochila. Cuarenta minutos después y casi llegando al sitio de acampada, divisé una cabeza que se asomaba entre la nieve. Habíamos llegado finalmente a nuestro campamento, y esta vez estaríamos acompañados. Se trataba del catalán Jan Masferrer y el francés Benoit Andreu, ambos viviendo en Chile desde algún tiempo y montañistas de vida. Luego de la correspondiente introducción, fuimos en busca de algún sitio cómodo donde instalarnos y armamos nuestro campamento.
Para la cena no dudamos en ir a compartir con nuestros vecinos, quienes gustosos nos recibieron en su living-comedor, con una vista fabulosa del embalse a lo lejos. Ambos eran montañistas de años y se notaba tenían conocimientos y experiencia de sobra. Habían venido por el dueto Punta Negra-Pico Negro, sin embargo, el primer día habían llegado extremadamente tarde al CB1 y echado por la borda el intento de cumbre al Punta Negra (solo alcanzaban a dormir un par de horas). A cambio, habían ascendido al CB2 y eliminado el Pico Negro de la lista, lo que hizo que coincidiéramos para el día de cumbre. La ruta, sin embargo, no sería la misma, ya que nosotros iríamos por el canalón central, mientras que nuestros colegas extranjeros intentarían la famosa y difícil ruta B-D. Las cosas habían cambiado eso sí, ya que inicialmente ambos también venían por el central al igual que nosotros, pero habían cambiado de parecer luego de ver el otro canalón de cerca, lo que significaba que no tenían el equipo necesario, salvo el par de piolet técnicos. Tras convérsalo con ellos (yo también había revisado y analizado la otra ruta) se mostraron bastante seguros en poder realizarla sin uso de arnés, cuerda o estacas. De mi revisión recordaba que era una ruta algo técnica pero realizable, o al menos eso parecían en las fotos que tenía en mi mente (ninguno de los 4 tenía impresas las fotos o la descripción de tal ruta), recordando claramente que los pasos críticos eran el P1 -un paso de hielo y roca al inicio del canalón- y el P2 -la salida de la canaleta- donde había un tapón de rocas bastante expuesto. Desde el CB2, con el zoom de la cámara, logramos trazar la ruta e identificar bien al menos el P1 (el P2 estaba muy lejos y no lográbamos visualizarlo con claridad), el cual se lograba ver con hielo y con una eventual pasada por las rocas, que no se veía del todo compleja, mas de la cámara a la realidad hay una gran diferencia. Ya nos contarían a la vuelta que tal les había ido.
Los primeros indicios en un cambio de planes se dieron en la carpa. Nico andaba con el mismo par de zapatos de suela blanda, viejos, aporreados y que años atrás se habían hecho que se le empapasen las patas en nuestra travesía al San Ramón. Nada crítico, pero lejos de lo ideal. Probablemente fue esto, o la realización de la falta de experiencia, que hicieron que mi amigo comenzase a sentirse extremadamente inseguro sobre la ruta y con eso vino la inevitable conversación que tanto quería evitar; “Camilo, no estoy seguro de querer subir”. Lo conversamos un rato e intenté convencerlo de que la ruta se veía más compleja de lo que en realidad era, de que yo abriría ruta y de que nos podríamos devolver cuando quisiésemos, sin embargo, no lograba encontrar en mi amigo ese anhelo de cumbre que todo quien debe pasar algún mal rato, necesita tener para lograr llegar a la cumbre. Aceptémoslo, a pocos o nadie le agrada levantarse a las 3am, pasar frío, mojarse, hacerse papilla los pies caminando o afrontar el miedo. A mi parecer, las cartas estaban tiradas, mas preferí que tomáramos la decisión en la madrugada, tras dormir algunas horas y tener la mente un poco más despejada. Luego simplemente me dormí, sabiendo eso sí, que el día siguiente haría un solitario.
DISTANCIA: 7.8 kilómetros
DESNIVEL: 740 metros
ALTURA MÁXIMA: 3.330 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- Automóvil → CB1: 02:40 horas
- CB1 → plateau intermedio: 01:00 horas
- Plateau intermedio → CB2: 01:40 horas
- TOTAL: 06:20 horas
DÍA 2,
CB 2 – Canalón Buracchio Delgado – Cumbre – Canalón Central – CB 2 – Santiago
Eran las 02:45 cuando empezó a molestar el despertador. Un par de bostezos después ya estaba activo y despertando a mi compañero. La pregunta obvia abrió la conversación; “¿Vamos a subir?” La respuesta fue dubitativa con claras notas de “no”. Era evidente que nada había cambiado respecto a la conversación de la noche previa, y a pesar de que mi amigo me ofrecía acompañarme si de eso dependía mi subida, decidí rechazar tal propuesta y aventurarme solo. Prefería hacer un solitario antes que llevar a alguien que no quería subir. Arriba puede pasar cualquier cosa, independiente de que la ruta quizá no sea tan compleja.
Mientras desayunaba, una idea que ya había cruzado por mi mente la noche previa, comenzó a hacer resonancia y a insistir en que la tomase en cuenta; cambiar de ruta. Tenía cuerda, equipo necesario y cordada con quién subir el desafiante canalón Buracchio-Delgado. La pregunta clave a pesar de todo era “¿estoy realmente en condiciones de realizar tal hazaña?” No recordaba en absoluto el puntaje que AHB le daba en técnica y exposición, solo sabía que eran puntajes altos, sin embargo, en casa había analizado cuidadosamente las imágenes de los P1 y P2 -que eran los pasos críticos de la ruta- y me sentía bastante capaz de realizarlos. Dicen que quien que no se tira al agua, no cruza el río, el problema es que este río no tenía vuelta atrás, considerando que devolverse probablemente sería más complejo que seguir subiendo hasta la cumbre, ya que el regreso era por el canalón central. No tenía sentido seguir dándole vueltas al tema. Todo el día anterior lo único que había venido pensando y mirando era ese delgado y vertiginoso canalón, preguntándome si sería o no capaz de realizarlo. Ahora se me presentaba la oportunidad de averiguarlo, y simplemente, no podía decir que no.
Salí de la carpa y fui directo a donde mis vecinos para hablar con Jan. Le conté la situación y pregunté si estaban dispuestos a incluirme en su cordada. Sorprendentemente la respuesta fue positiva, y digo sorprendentemente porque uno bien sabe que arriba las cosas siempre pueden ponerse feas y uno necesita conocer a su gente. Era una apuesta para cada uno de nosotros, apuesta que los tres optamos por tomar. Yo conseguiría compañeros para mi ruta y ellos tendrían equipo en caso de necesitarlo.
A las 04:45 comenzamos nuestra marcha y luego de pocos minutos ya habíamos empezado a ganar altura en dirección a la apertura de nuestro canalón. Abajo se veía una linterna solitaria que avanzaba, mas no creía que fuésemos a tener compañía por esta ruta. No demoramos demasiado en llegar al canalón mismo, que como bienvenida nos presentaba un paso no descrito en AHB y que para mis efectos llamaré “Pre P1”. Veníamos subiendo por una pendiente de aproximadamente 50° y en mitad del canalón había un paso rocoso, donde a ambos costados había unos pasos con hielo, de más o menos 2 metros de altura y 60-70° de pendiente. Tomamos el de la derecha y lo escalamos sin mayor dificultad, para luego llegar pocos metros más allá al paso 1 (P1). Este tenía dos opciones, una era subir por una pequeña pared de hielo muy similar a la anterior y la otra, montarse sobre las rocas de la izquierda y dar un rodeo al hielo. Jan, que iba de primero, eligió subir por el hielo, y lo seguía yo cuando me percaté de que la calidad de este dejaba bastante que desear, por lo que, considerando mi escasa a nula experiencia en escalada en hielo, decidí optar por el rodeo.
La pasada era bien corta, aunque muy expuesta, dado que una caída significaba rodar por el canalón y caer a las rocas del paso Pre P1. Estaba comenzando a montarme sobre este y con eso en mente, cuando me agarré de una piedra podrida, que se soltó y que casi me hace perder el equilibrio. Fue un solo segundo de incertidumbre, pero suficiente para descargar una ola de adrenalina y mellarme psicológicamente el paso, haciendo que salir de allí fuese toda una aventura nada agradable. Hoy, re evaluando la situación y considerando la baja dificultad de la pasada de hielo, si tuviese que subir nuevamente no me cuestionaría nuevamente subir por otro lugar diferente que el hielo. Ya de vuelta en la seguridad de la nieve seguimos subiendo por una pendiente sostenida entre 50-60°, llegando en poco a un traverse hacia la derecha. En este punto hay que tener ojo de tomar este traverse, porque si se sigue derecho por el canalón, llegarás a un tapón de rocas infranqueable un poco más arriba, que te hará perder tiempo y energía.
Tomamos el traverse y seguimos avanzando por una nieve que te exigía puntear con los crampones casi siempre, dado la dureza de esta y la pendiente sostenida superior a los 50°. Pendiente que además poco chance te daba para descansar, ya que era imposible tallar una terraza. Al menos a estas horas de la mañana, la nieve se mantenía firme y no caía absolutamente nada de material. Se nos abrió ante nosotros el canalón final, imposible de no reconocer dado a su gran extensión. Eran aproximadamente 400 metros de ascención por un canalón bastante más amplio que el primero y protegido a ambos costados por grandes paredes de roca negra, donde al final se lograba adivinar el Paso 2 (P2), llamado “la montura”. No quería imaginarme a que debía tal nombre, aunque claramente ya lo sabía. El trayecto hasta arriba fue prácticamente de una tirada, sin mayores descansos y bastante agotador, mas todo llega a su fin.
Cuando logré visualizar bien el paso “La montura”, Jan iba de primero en libre y ya remontándolo. No se parecía en nada a lo que había visto en las fotos de AHB y menos a lo que esperaba y deseaba encontrarme. Un tapón de rocas obstruía la salida del canalón, dejando como única chance de ascenso, un estrecho paso ubicado a la izquierda. El paso lo conocía por las fotos, sin embargo, en ninguna de las vistas este era un mixto de hielo y roca!! Lo que yo recordaba era una pasada de rocas bien verticales y expuestas, o por el contrario un planchón de nieve que cubría a estas. Ahora frente mío no tenía ninguna de las dos, sino un intermedio entre ambas; Verglas! La peor combinación de todas. La dificultad claramente no está dada por el paso en sí mismo, aunque fácil no es en ningún caso. El canalón principal tiene una pendiente sostenida de 60° en todo su último trayecto, con un segmento que lo une al paso final que quizá alcanza los 65° los últimos dos metros. El paso, mixto entre roca y un frágil hielo sobre esta, tiene una longitud de unos 4 metros y probablemente no supera los 50°, sin embargo, tiene la dificultad de no poder ser asegurable para el primero y de ser muy expuesto. Eso significa que una caída se resume a bajar los 400 metros del canalón completos. Mientras subía los últimos metros del canalón veía como Jan, lenta y muy cuidadosamente, escalaba por el hielo logrando una subida limpia y luego desapareciendo de nuestra vista. Me quedé junto a Benoit a la espera y algunos minutos después caía una cuerda desde arriba que le permitiría asegurarse. El francés sería el segundo en subir, y luego de amarrarse comenzó la escalada. Desde cerca pude darme cuenta que era una subida no tan sencilla, ya que por la posición en que uno quedaba, era difícil asegurar ambos pies en el hielo más grueso, obligando a ocupar las puntas de los crampones en la roca, técnica poco depurada para mí.
Mientras esperaba abajo y veía como subía Benoit, debía esquivar los pedazos de hielo y piedra que caían desde arriba. Se notaba que llegábamos a un filo, ya que el viento ausente hasta entomces, ahora soplaba con fuerza haciendo caer bastante material al sitio donde esperaba. Cuando desapareció el francés me
quedé a la espera que me lanzasen la cuerda nuevamente, lo que tomó bastante según mi relatividad del tiempo en dicho punto. De pronto escucho a Jan que grita “cuerda”, y veo volar uno de sus piolets técnicos agarrados al extremo de la cuerda, dado que como yo iba a subir por el canalón central, solo contaba con un piolet técnico, sin embargo, este voló más de la cuenta y cayó algunos metros a la derecha, quedando agarrado a las rocas. Luego de un par de intentos de avanzar, di por perdida la chance de rescatarlo sin exponerme demasiado, por lo que avisé que tratasen de soltarlo. Tiraron la cuerda, la hicieron vibrar, saltar y cuanta maniobra se les ocurrió allá arriba, sin embargo, yo veía como el piolet no se movía ni un centímetro. Fueron probablemente los 20 minutos más largos que recuerdo en un cerro; solo, sin saber que pasaba arriba, con poca experiencia y parado sobre una pendiente de 60-65° de nieve que cada cierto rato se desmoronaba bajo mis pies obligándome a buscar nuevas posiciones, sin ninguna posibilidad de auto asegurarme dado la calidad y cantidad de nieve, protegiéndome de cuanto en cuanto de la constante caída de material y tratando de mantenerme lo más activo posible para no enfriarme y contracturarme. Después de lo que pareció una eternidad, vi aparecer a Jan rapeleando en dirección al punto donde estaba atascada la cuerda. Costó algunas maniobras y unos pocos minutos más liberarla y volver a lanzármela, hasta que por fin la pude tener a mi alcance. Finalmente podría salir de ese sitio de una vez por todas, sin antes eso sí mirar involuntariamente por última vez hacia abajo para recordarme donde estaba. “Clack – clack … clack – clack”. Tenía ya ambos piolets y ambos pies asegurados en el hielo. “Crack”… otro paso más, pero este fracturó el hielo y pasó en banda, haciéndome acordar lo delicada de la capa de hielo al lado derecho. Seguí avanzando, ahora asegurándome de afirmar bien las puntas frontales en la roca y con la adrenalina corriendo al máximo. Para cada movimiento, me aseguraba de estar lo suficientemente seguro antes de hacer el siguiente, y cuatro metros más arriba llegaba por fin a la salida del paso. Desde aquí solo me faltaba recorrer unos cuantos metros más en nieve a 65° para llegar arriba del filo, donde estaba Benoit asegurándome desde una gran roca y recogiéndome la cuerda a medida que avanzaba. Estaba en eso cuando una contractura insoportable me agarrotó ambos cuádriceps. El frío, la espera y la escalada final me estaban pasando la cuenta, y de una forma extremadamente dolorosa, pero finalmente llegué al sitio plano donde estaban mis compañeros.
Sentía que prácticamente había coronado cumbre; habíamos pasado los tres el crux de la ruta sin incidentes, lo cual mentalmente revitalizaba mis fuerzas. Aproveché de elongar un poco mientras los otros rescataban y guardaban el equipo. Estábamos a los pies del filo cumbrero y nuestro objetivo final se veía a no más de 100 metros lineales. Frente nuestro teníamos una pala de nieve cara Norte de aproximadamente 60° pendiente a la cual le llegaba de pleno el sol, y sobre esta, el filo que en algún momento deberíamos tomar para llegar al paso P3 descrito en AHB (me enteraría después leyendo la topo en retrospectiva que existía un P3). Paramos los tres unos segundos a ver el panorama y discutir la ruta, ya que, si bien teníamos claro que el filo era nuestro primer objetivo, ninguno recordaba con exactitud cual era la forma descrita en AHB para alcanzarlo. Tomar el filo inmediatamente era imposible ya que las rocas de este no permitían avanzarlo, por lo que la pala de nieve se veía como la opción más plausible. Abría la marcha Jan y le secundaba yo, traverseando y enterrándonos cada dos pasos en una nieve profunda y sopeadisima. Calculo que nos tomó unos 20-25 minutos cruzar el traverse hasta por fin llegar al filo.
El P3 es sin duda el más sencillo de los pasos, pero no por eso el menos expuesto. Consiste en el cruce del filo desde el traverse recién realizado hasta la falsa cumbre, teniendo a mano izquierda una caída de rocas de por lo menos unos 100 metros de altura. Tiene la complejidad de que la roca está podrida y se desprende de mirarla, lo que exige pasos y agarres cuidadosos, pero sobre todo saber elegir inteligentemente la ruta para evitar exponerse innecesariamente. Llegados a la falsa cumbre no faltaba nada, solo 20 metros nos separaban de nuestro objetivo y no debíamos sortear ninguna prueba más.
Pisamos la cumbre a las 09:40. Llegar es emocionante independiente de que cerro se trate, sin embargo, no cabe lugar a dudas que una cumbre que ha demando sudor y estrés para ser lograda, deja un sabor a victoria diferente. La cumbre del Punta Negra reunía estas características con creces, perfilándose como la ruta de mayor dificultad realizada por mí a la fecha, extasiando aún más el éxito de la cumbre. Nos abrazamos los tres, orgullosos por la meta lograda y tranquilos por estar allí arriba.
Luego de haber descansado algunos minutos decidimos retornar. La bajada como bien sabíamos, era por el canalón central, por lo que remontamos el filo rocoso contrario al que habíamos llegado y descendimos algunos metros hasta un pequeño portezuelo donde llegaba la salida del canalón central. Aquí y enlazada a unas rocas, yacía indicativa una anilla de cordín. La parte superior de la canaleta tenía una pendiente de máximo unos 50° con nieve dura, que desescalamos fácilmente. Una vez pasado este trayecto, la ruta casi se podía dar por terminada, ya que solo faltaba completar la parte baja del canalón. Abajo nos esperaba Nico, un poco ansioso por nuestra demora en comparación al tipo que había subido y bajado hace rato por el canalón central, sin embargo, fuera de eso no había muchas novedades en el CB.
Cada quien se fue a su carpa a alimentarse antes de la inevitable tarea de orden y desarme del campamento. Nos despedimos alegremente de Benoit y Jan y minutos más tarde emprendimos el sufrido trayecto de regreso que toda cumbre exige como tributo necesario para ser conquistada. El cansancio físico, el agotamiento mental, la ansiedad por llegar, el dolor de pies y el lumbago son un mal necesario que impone selección natural entre quienes quieren y quienes dicen querer una cumbre, y si bien llevaba sobre mí cada uno de estos, bajaba tranquilo sabiendo que había logrado una increíble meta. Inesperada, sin lugar a dudas sobre mis capacidades personales, pero que sería un hito clave en mis ansias futuras por más.
Hoy año 2021, a 6 años de haber escalado esta cumbre, vuelvo a leer mi experiencia y entiendo que fue este el cerro que disparó la chispa para que hoy ame la escalada en hielo y el montañismo técnico. Tengo claro que la ascensión de este cerro fue mérito de mis cordadas y que sin la ayuda de ellos, probablemente solo por mi cuenta no hubiese podido solucionar el crux, sin embargo, eso no hace menos feliz el triunfo. Volveré nuevamente a este canalón, pero esta vez, seré yo quien abra la ruta.
DISTANCIA: 1.2 kilómetros subida / 9 kilómetros bajada
DESNIVEL: +797 metros / – 1.537 metros
ALTURA MÁXIMA: 4.127 msnm
TIEMPO INVERTIDO
- Campamento base → Salida canalón: 03:35 horas
- Salida canalón → Cumbre: 01:20 horas
- Cumbre → Campamento base: 00:55 horas
- Campamento Base → CB1: 00:50 horas
- CB1 → Auto: 02:00 horas
- TOTAL: 11:15 horas
REFERENCIAS
RUTA GPS
En este link encontrarán la ruta para cargar en el GPS o visualizar desde Google Earth. Considerarla exclusivamente como referencia, ya que como la ruta se emplaza gran parte por canalones, la precisión del GPS deja bastante que desear.
~FIN~