Bucear el mar rojo es uno de los must de todo buzo, sobre todo para los amantes de los naufragios. Sin embargo, esto no es lo único que podemos encontrar en sus cálidas agua. Abundantes arrecifes de coral, peces de todos los tipos y grandes animales acuáticos, hacen que este mar sea un lugar predilecto para cualquier tipo de buceador, desde los más novatos hasta los más experimentados. Sumérgete con nosotros en esta increíble aventura para que descubras las maravillas que este lugar tiene para ofrecerte.
Table of Contents
TIPS AND TRICKS DE BUCEO
- Conocer lo que vas a bucear de antemano siempre es una buena idea, especialmente si se trata de naufragios, ya que estás buceando historia. Esta web contiene excelente información de los principales pecios del mar rojo.
- Viajar con equipo de buceo puede ser algo engorroso. Si no eres uno de aquellos que viaja con su equipo personal para todos lados, al menos te recomiendo siempre viajar con tu mascara personal. Luego en prioridad para mí sigue el regulador.
- El computador de buceo es un Must. Si no tienes, allá deberás arrendar uno, pero te recomiendo que ojalá lleves el tuyo para estar habituado a él.
- Si usas barba o bigote, lleva vaselina sólida para ponerla entre máscara y evitar filtraciones de agua. Funciona excelente!
- Si estarás haciendo un Live on Board, es altamente recomendable que tengas el curso Advanced y la especialidad Nitrox, ya que gran cantidad de veces estarás buceando bajo los 20 metros y harás entre 3-4 buceos diarios. Realmente hará la diferencia.
- Lo mismo ocurre con la especialidad de buceo profundo para el caso de los Live on Board del sector Sur del mar rojo, ya que varios de los buceos son bajo los 30 metros.
- Si te gustó la dinámica de nuestro viaje así como la embarcación, me atrevería a recomendarte a ojos cerrados la empresa de nuestros amigos Carlos y Luka (CarLu travel). Además del excelente servicio a bordo y la hospitalidad de ellos, un gran plus que otras empresas no tienen, es que ellos son fotógrafos submarinos y la calidad del material que te entregan posterior al viaje es de primer nivel. Puedes visitar su web para mayor información!
INICIO DEL VIAJE: UNA ESCALA MUY ESPERADA
Hay varias opciones como llegar a Egipto… unas son con escalas lateras en una que otra ciudad, y la otra, es con escalas acompañadas de buena vida y juerga. Cada quien con lo suyo, y bueno, lo nuestro era eso de la juerga. Comenzaríamos nuestro viaje en grande. Nuestra pasada por España sería no solo una escala, sería una noche madrileña hecha y derecha.
Aterrizamos y tras un inesperadamente sencillo proceso de chequeo covid, ingresamos a Madrid y nos fuimos a nuestro pequeño hostal ubicado a solo cuadras de la plaza más grande de la ciudad, la Puerta del Sol. Dejamos nuestro equipaje, nos vestimos de fiesta y salimos a buscar a una amiga que por ese entonces vivía acá. Paseamos por lo callejones del centro mientras buscábamos alguna mesa disponible en este sorprendente alboroto citadino, el cual no vivía desde que comenzaron las cuarentenas. Aquí no existía pandemia, ni mascarillas, ni distanciamiento social. Olvídate dejar la jarana, que de eso ni hablar. Logramos pillar una mesa en la calle de algún boliche de por ahí y nos instalamos a disfrutar tapas y sangría hasta que la tarde se hizo noche. Luego de eso, nos fuimos a un bar que por nuestra amiga sabíamos que se armaría fiesta. En ese momento estaba casi vacío, lo cual nos dejó en una buena mesa con varios chupitos a nuestro favor, y así en solo un par de copas, pasamos de un bar vacío a una fiesta de aquellas, donde el sabor latino transformó en pista de baile sillas y mesas. Solo diré que no festejaba así desde que había comenzado la pandemia, y mierda que lo extrañaba.
El día siguiente debíamos tomar el vuelo temprano, pero no lo suficiente para no alcanzar a disfrutar de un desayuno español como correspondía. Nos fuimos a un encantador boliche bien típico, donde nos sentamos a disfrutar una rica tortilla española y un reponedor café. Luego de eso volvimos por nuestras cosas y nos encaminamos a tomar nuestro vuelo rumbo a Egipto.
Aterrizamos directamente en Hurghada, una ciudad costera del mar rojo que sería nuestro punto de partida para nuestro Live on Board. Entrar a Egipto fue probablemente igual o más sencillo que España, aunque quizá debamos esto un poco a la suerte. En nuestro caso, salvo pedirnos la documentación típica de forma muy express, no se nos solicitó una PCR de ingreso, como sí les ocurrió a un grupo grande de chilenos que habían viajado unas semanas previas. Suerte, azar o cambio normativa, el tema es que ingresar fue pan comido. Incluso pagar la visa o hacer policía fueron meros trámites que no tomaron más de 5 minutos y listo, ya figurábamos dentro del país. Probablemente nos tomó más tiempo coger un taxi que todo el trámite previo, ya que cuando quisimos hacerlo, considerando que no había internet en el aeropuerto, cotizamos los taxis regulares. Nos cobraban aproximadamente 15 US por un tramo ridículo. Literalmente nuestro hotel estaba inmediatamente pegado al aeropuerto, separado solo por una avenida, y el trayecto que debíamos hacer solo consistía en salir de este. Finalmente Nico consiguió que le compartieran internet, ni más ni menos, que con el mismo vendedor de la compañía Vodafone y así, pedimos un Uber que nos cobró chaucha por llegar a nuestro Rivoli Hotel.
TIPS
- Covid en España: revisar la web oficial para conocer los últimos requisitos de entrada
- Evitar usar taxis regulares en Egipto. Usar Uber o Careem (by Uber)
RECORRIENDO HURGHADA
Nuestra primera vivencia oriental fue el desayuno, ya que el hotel era como cualquiera occidental. Falafel, huevos turcos, té egipcio y pan árabe. Fue casi como un almuerzo entre la cantidad y los aliños, pero 100% recomendado. Luego de eso agarramos nuestra mochilas y nos fuimos a recorrer.
Comenzamos con la marina, probablemente el lugar más recomendado para dar un paseo bonito. Llegamos algo antes de medio día y lo primero que nos llamó la atención fue que, salvo uno que otro grupo de personas caminando, éramos prácticamente los únicos. Más adelante nos enteraríamos que la vida en Hurghada y quizá todo Egipto, comenzaba después de las 17:00, cuando el calor bajaba, y que por esto mismo la vida en general funcionaba hasta muy tarde, sin ser extraño en absoluto, poder pasear por las tiendas de las calles incluso hasta las 1 am. Eso significaba, lógicamente, que si querías salir temprano por la mañana, de seguro encontrarías pocas tiendas abiertas.
La marina era una mezcla de marina con boulevard. Gran cantidad de lanchas, veleros y cruceros ocupaban los espacios reservados para las embarcaciones, mientras al otro lado varios restaurantes y bares daban una vida más bohemia. El lugar estaba bellamente diseñado, con vivos colores y palmeras. Tras pasear un poco por esta zona, nos fuimos a la famosa mezquita Al Mina, la cual es tan alta que se veía claramente desde toda la marina. Estaba a solo unos pasos de esta y fuimos posterior al Salat, oración, de medio día que se hizo escuchar a todos los alrededores con sus grandes parlantes.
Para llegar a la mezquita tuvimos que salir de este bello universo paralelo claramente construido para el turista; todo pulcro, limpio y sin acoso de ningún tipo. Basto nada más poner un pie fuera, para ver una cara completamente diferente de la moneda. Pasábamos por fuera del mercado local, donde los olores y la limpieza dejaban bastante que desear, donde notorias miradas curiosas nos seguían y donde no demoró mucho tiempo en que alguien se nos acercase con bastante insistencia para que visitásemos su tienda. Una vez que llegamos, entramos al patio exterior, dónde inevitablemente nos asaltaron las típicas dudas que a cualquier occidental le generarían. Éramos bienvenidos allí? Podíamos tomar fotografías? Podríamos entrar a la mezquita? Lamentablemente no pudimos responder ninguna de ellas, ya que tras unos 10 minutos de tomar unas fotografías panorámicas desde lejos, se nos acercó alguien para echarnos ya que había terminado el Salat y debían cerrar las puertas del patio exterior.
Estando en pleno verano y en un lugar que turísticamente no es tan rico como el resto de Egipto, decidimos que más que matarnos recorriendo calles de Hurghada, disfrutaríamos la tarde en sus playas. Hay varias, pero todas son privadas y solo algunas disponibles para el acceso pagado. La gran mayoría son playas de resort, sin embargo, hay algunas que se pueden acceder pagando una entrada y además algunos hoteles que no están en la playa misma, como el nuestro, tienen convenio y precio preferencial. Blue Beach era más un Beach Club que solo una playa y pagamos poco más de 5 US por la entrada. Teníamos acceso a una piscina con bar, jacuzzi y tumbonas más toalla. Como era de esperarse, no estaba permitido entrar bebestibles ni comida. Ese día había un ambiente bastante relajado y no había mucha gente, pero sí había música ambiental de fiesta y el lugar tenía bastante onda. Definitivamente no un lugar que te recomendaría si quieres ir a dormir una siesta en la arena, pero que a nosotros nos encantó. Pasamos allí toda la tarde y luego de eso nos fuimos directamente a cenar.
Nos juntamos con Pitufo y su pareja Luka, los amigos de Nico. Venían bajando del Live on board y esta era la cena de cierre junto al grupo en el restaurant Moby Dick, famoso por sus preparaciones de carne de camello, que por cierto nos sorprendió gratamente. Casi que me imaginaba un charqui, pero en vez de eso nos sirvieron un steak blando y extremadamente sabroso. Fue un grato momento para compartir con Luka a quién era primera vez que veía y además conocer a un par de integrantes del Live on board que iríamos nosotros. Para finalizar y ya siendo casi las 11 pm, nos fuimos al bar de un amigo de los chicos, pero antes de eso me escapé a recorrer un poco la avenida principal donde estaba repleto de tiendas y vida. Acá, sin duda, no sabían del covid y todo fluía con la mayor normalidad del mundo.
TIPS
- Si desean comprar equipo de buceo, en la marina encontraran una tienda seria y de buena calidad, aunque en ningún caso económica.
- Las tiendas de buceo de calle Al Sheration son bastante más económicas, pero los productos a su vez también no son de marcas de primera calidad.
- Elegir hoteles con convenio en playas.
OTRO POCO DE HURGHADA E INICIO DEL LIVE ON BOARD
Luego de desayunar en el hotel y dejar todo ordenado para el check out, nos fuimos nuevamente a la marina, pero esta vez con la intención de comprar algunos artículos para nuestros buceos y luego recorrer otro poco más.
Hoy era viernes y el panorama era completamente diferente a la tranquilidad del día previo. Para quienes no lo sepan, los viernes son feriado para los musulmanes y cómo podrán esperar, todo colapsaba en gente, dándoles muchísima vida a lo que el día previo era solo una calle con embarcaciones ancladas. Tras comprar algunas cosas de buceo, nos fuimos nuevamente a la blue beach a pasar algo de la tarde en la playa previo a juntarnos con Pitufo e irnos al barco. Ahora la playa, al igual que la marina, era un mundo de diferencia. Había francamente ambiente de fiesta, pero uno completamente diferente a lo que nosotros estábamos habituados. Casi la totalidad era gente local, por lo que las pipas de agua estaban a la orden del día, el reggueton eran versiones en árabe y las mujeres vestían peculiares trajes de baño ad hoc a la cultura local. Sin duda, una experiencia inolvidable que disfrutamos muchísimo y que lamento haber tenido que abandonar, ya que seguro la fiesta que se debe haber armado a la noche allí hubiese sido para rememorar, mas debíamos reunirnos con nuestro amigo para ir a la otra marina de Hurghada, donde se encontraba anclado nuestro barco de buceo.
Era ya de noche cuando llegamos, pero aún así logramos apreciar el enorme yate al cual nos estábamos subiendo. No se trataba de cualquier barco, era un crucero de nada menos que 36 metros de eslora (largo), tres cubiertas, 13 habitaciones para 26 invitados, una tripulación a bordo de 14 personas y 3 guías/ayudantes para acompañarnos en nuestra aventura. Y todo esto, equipado y modificado específicamente para nuestro buceos. Sin dudas el mejor crucero privado que alguna vez navegaríamos.
Fuimos llegando todos los integrantes de a poco y nos fuimos acomodando en nuestras habitaciones, tras dejar nuestros equipos comenzamos el proceso de papeleo de firmas de responsabilidad, solicitudes de equipo a usar y coordinación de cursos a hacer. Éramos cerca de 20 clientes de España, Dinamarca, USA, Alemania, Wales y Chile, quienes compartiríamos los siguientes 7 días todas nuestros desayunos, almuerzos, cenas, espacios comunes, buceos y tiempos libres. Una misión compleja si daba la casualidad que nuestros compañeros no eran de nuestra afinidad, pero que de serlo, haría que estos siete días fuesen una real maravilla. Ya veríamos que nos depararía el día siguiente.
INICIANDO LA AVENTURA MARINA: MAR ROJO – NORTH TRIP
Nos despertaron temprano para estar desayunando tipo 7am y al igual que la noche previa, la comida sacó premio. Entre la cantidad y lo deliciosa de la comida, estaba seguro que saldríamos rodando de allí. Luego pasamos a dar inicio al viaje, que además de levantar ancla y dirigirnos a nuestro primer sitio de buceo, significaba una larga introducción (briefing) de varias cosas importantes. Conocimos en detalle cómo funcionaba la embarcación y su tripulación, para luego dar paso al briefing de buceo.
Navegaríamos por la zona Norte del mar rojo, saliendo desde Hurghada y recorriendo las zonas del Golfo de Suez y el golfo de Aqaba, ambos separados por la península de Sinaí. Allí nos encontraríamos con bellos arrecifes coralinos, abundante vida marina y megafauna, así como también con deslumbrantes naufragios.
El primer buceo fue en Shaáb El Erg, un lugar de arrecifes bajos, donde se solían avistar delfines cuello de botella. Lamentablemente nos separamos en dos grupos y el nuestro no tuvo la oportunidad de verlos. El otro en cambio, tuvo una de las experiencias más bellas, ya que un gran grupo de estos cetáceos estuvo un buen rato jugando con ellos y dando vueltas entre los buzos. Realmente maravillosos los videos y fotos que nos mostraron.
El segundo sitio de buceo que nos dirigimos fue hacia el primer naufragio, el Dunraven, un barco a vela y vapor, de 85 metros de eslora que hacía la ruta de las especias entre India e Inglaterra. Naufragó en 1876, apenas 3 años posterior a su construcción, tras chocar contra el arrecife Shaáb Mahmud. Descendimos hasta los 28 metros con algo de corriente y allí estaba, boca abajo y con una gran abertura a mitad de su casco, por donde nos introdujimos hasta su sala de motores. Tras casi 150 años bajo las aguas, salvo la estructura principal, poco detalle quedaba libre de la corrosión y ya la vida marina había hecho suyo cada rincón. Varias morenas, lyon fish y otros varios peces de arrecife merodeaban entre nosotros. Tanto para Nico como para mí, era el primer naufragio al cual nos internábamos y fue toda una experiencia. Estar allí, buceando ese casco donde tantos años atrás hubo una tripulación y tanta historia, hacía que el buceo tuviese más que solo la entretención de estar viéndolo, era sentir la historia del lugar.
Luego de nuestro maravilloso segundo buceo, nuestro barco se dirigió rumbo a Beacon Rock, otro punto de buceo que quedaba en las costas de la península de Sinaí, y donde pasaríamos la noche, pero no sin antes sumergirnos en nuestro primer buceo nocturno. Acá nos dimos cuenta gratamente, que nos habíamos enlistado en un live on board donde nos validaban como buzos más que como clientes. En cada centro de buceo que había estado, siempre habían sido extremadamente restrictivos, y ahora nos estaban dando la posibilidad de que si lo deseábamos, podíamos hacer nuestro buceo nocturno en parejas autoguiadas. Es verdad, el lugar estaba calmo y el arrecife no era de gran complejidad, pero el hecho de que confiasen en nosotros decía mucho. Sin dudarlo, yo levanté la mano para ir solo junto a la Nico, mientras ella me miraba con cara de poker sin saber a qué la estaba arrastrando!
Nos lanzamos a un mar oscuro como boca de lobo y nos sumergimos hasta pillar la barrera de coral, la cual fuimos siguiendo mientras observábamos la vida nocturna, encontrando varios tipos de cangrejos, estrellas de mar y algunos extraños box fish. De cuanto en cuanto, apagábamos las linternas para caer en una oscuridad total y poder disfrutar de las estelas que nuestras aletas dejaban en el plancton verde bioluminiscente. Tras casi una hora de buceo, nos devolvimos por dónde habíamos venido. La Nico algo desorientada solo me seguía y yo iba confiado en que saldríamos exactamente por dónde mismo habíamos ingresado. Seguimos uno de los cabos de anclaje del barco y voulá, allí estábamos! 50 metros más allá de donde habíamos ingresado, con una precisión del terror y sin saber si la Nico confiaría nuevamente a bucear sola conmigo de noche jajaja.
La segunda cena fue completamente diferente a la primera. Después de haber estado un día completo buceando juntos, ya casi todos nos conocíamos y el ambiente era mucho más relajado y animado. Luego de cenar, nos fuimos a la cubierta a seguir conversando y disfrutar con unas cervezas de la compañía en la cubierta. Hasta ahora todo era perfecto y los 6 días restantes prometían aventuras que serían de seguro dignas de rememorar! Describir 7 días de buceos, en los cuales realizamos en total 24 inmersiones es bastante largo y de seguro la gran mayoría terminaría aburriéndose leyendo buceo por buceo, por lo en adelante solo les contaré de los buceos más memorables, aquellos que nos hicieron alucinar y que cuando pienso en ellos me sacan una sonrisa.
BUCEOS TOP
Thomas reef
Memorable buceo profundo por dentro de un estrecho y profundo cañón que bajaba hasta los 60 metros. Era tan estrecho que debíamos ir bajando en fila india y llegamos hasta un arco a los 45 metros, el cual pasamos por debajo y luego comenzamos nuestro ascenso.
SS Thistlegorm
La joyita del mar rojo y sin dudas el sitio más esperado por muchos de nosotros. El SS Thistlegorm fue un barco de 126 metros de eslora, construido en 1940. Fue parte de la flota inglesa en la WW2 y su fin era transportar suministros y material de guerra a las tropas. En mayo 1941 partió desde Escocia con el fin de abastecer a las tropas británicas ubicadas en Egipto. Debido a que el mar mediterráneo estaba en control de los nazis, el barco debió rodear todo el continente africano, para poder luego subir rumbo al mar rojo, con la intención de ingresar al canal de Suez y desembarcar su preciado cargamento en las costas de Alejandría, Egipto. Si los nazis lograban hacerse con Egipto y el canal de Suez, su expansión hacia Iran, Irak y sus campos petrolíferos sería inevitable.
El SS Thistlegorm aguardaba órdenes para poder entrar al canal, el cual era constantemente vigilado por la famosa Luftwaffe, la potente aviación alemana y que ya había destruido dos barcos en el canal, impidiendo el paso de los otros. Anclaban en un lugar seguro y fuera de las rondas habituales de la aviación alemana, sin embargo, un soplo sobre un gran buque con tropas hizo que dos bombarderos Heinkel He 111 de largo alcance, fuesen en busca de este. No encontraron al que buscaban pero si al Thistlegorm, que sucumbió a dos potentes bombas de 2 toneladas cada una, que dieron justo en la zona de motores y de cargamento balístico, lo cual generó una potente explosión e hizo que el barco se hundiese sin remedio.
Cuando llegamos al sitio de buceo, habían otros 5 barcos anclados, lo que hizo que nuestro capitán nos ofreciese cambiar el itinerario y atrasar nuestras inmersiones a cambio de ir a otro sitio. La decisión fue maravillosa, ya que cuando volvimos al día siguiente éramos los únicos. Hicimos en total 4 buceos en este naufragio, incluyendo uno nocturno y uno por libre, y solo puedo decir que lo hubiese buceado 100 veces más. Como es de esperar, el primer buceo fue el más impactante de todos y en gran parte porque fuimos directamente guiados por nuestro amigo. Mientras todo el resto se fue a bucear la periferia del barco, nosotros nos internamos de lleno a sus entrañas.
Iluminados con potentes linternas, nos internamos a 25 metros ingresando a los dos compartimientos interiores, donde encontramos decenas de camiones Ford cargados con motos, fusiles, botas y alas de avión. Estaban por doquier y era tal cual bucear un museo. Si bien era sorprendente ver lo que había, más aún lo era sentir y saber qué es lo que había pasado allí y cuánta historia teníamos frente nuestro.
El exterior no era menos sorprendente. Su gigantesco tamaño hacía que todo perdiese proporciones, desde las gigantescas anclas, cadenas o hélice, hasta sus impresionantes dimensiones de cubierta. Arriba aún permanecían dos contenedores de gran tamaño que transportaban agua dulce, dos vagones de carbón y una de las dos locomotoras que transportaba el barco. La segunda, se ubicaba varias decenas más lejos en el suelo marino, despedida por los aires al momento de la explosión. En la popa, aún en sus ubicaciones originales, se encontraban dos cañones antiaéreos, que poco sirvieron contra la embestida de la Luftwaffe.
La zona de la explosión también era interesante. Si bien estaba todo desparramado por el suelo marino, había mucho que observar, partiendo desde dos grandes tanques Bren Carrier MKII. También se lograba identificar el eje principal de la hélice y lo más interesante de todo, eran las decenas de municiones inscritas con la fecha de fabricación de 1929. Reliquias de guerra.
Hicimos en total 4 buceos, de los cuales 1 fue de noche y sin duda el más tétrico de todos los nocturnos que alguna vez habíamos realizado. Daba la sensación que en cualquier momento, las almas perdidas en ese bombardeo irían por nosotros.
The Barge
Este sitio se ubica en Gubal Island. Hay un pequeño naufragio de 20-30 metros hundido en 1967 y de lo cual solo resta el casco, pero que es sitio de protección de varios peces e invertebrados. Destaco este como uno de los buenos buceos, dado a la gran biodiversidad marina que encontramos. Encontramos muchos peces trompeta, peces escorpión, pez león, y pez cocodrilo. Pudimos ver una torpedo ray, una pequeña mantarraya de 30 cm que es capaz de descargar 240 voltts de electricidad como mecanismo de defensa y además conocimos a King George, una famosa morena de muchos años de edad y la más grande vista alguna vez por estas áreas, realmente era un monstruo marino. De noche vimos muchísimos Giant Traveli alimentándose de otros peces más pequeños.
Como podrán ver, la diversidad marina era enorme, y eso que solo les nombré lo más destacable, sin embargo, la estrella de la noche no fue nada de le descrito anteriormente, si no una morena de tamaño grande, pero nada comparado con King George. Lo peculiar fue que la vimos nadando y cazando a un Blue Trigger Fish a solo unos metros nuestro, y peculiar porque es extremadamente inhabitual ver a una morena cazando de día, y más aún, verla nadando en agua libre y no refugiada.
Dolphinhouse
Como no incluirlo dentro de los buceos memorables, si apenas saltamos al agua, una manada de 10-15 delfines pasó al lado nuestro. Alucinábamos extasiados por este avistamiento que llegaba, ni más ni menos, que el último día de buceo tal cual despedida épica. Fue un buceo difícil, ya que debíamos ir contracorriente por una canal de baja profundidad entre dos islotes. Aquí los delfines suelen verse habitualmente, ya que vienen a refregarse en los corales blandos, los cual los ayuda a asear su piel.
Umm Gammar
Un buceo para todos los niveles de experiencia. Este es un arrecife bajo con una exquisita vida de coloridos corales y abundantes peces de arrecife. Hay varias pequeñas cuevas llenas de recovecos en la roca, donde abundan peces de todo tipo, siendo los peces león los más llamativos, por lo cual hay que bucear con cautela. Algunas cuevas son lo suficientemente amplias como para ingresar sin arriesgarse a ser picados, y hay una a 27 metros, algo más amplia, a la cual se puede ingresar fácilmente.
Fanous East
Nuestro buceo de cierre antes de dar por terminado el viaje y uno de los más entretenidos. Buceamos alrededor de un pináculo de algunos metros de altura, donde todo alrededor era arena blanca. Impresionantemente, este pequeño pináculo era un micro ecosistema donde abundaba todo tipo de peces y corales. Literalmente era un acuario y fue sin dudas, el sitio donde encontramos la mayor concentración de peces en un mismo punto. Acá pillamos a los entretenidos peces limpiadores, que fueron la sensación del buceo y que generó carcajadas bajo el agua. Se trata de peces que limpian la boca de otros animales más grandes, por lo que al sacarte el regulador y abrirla, se meten adentro y te picotean los dientes en busca de comida. Una extraña sensación que no puedes dejar de intentar. Lo más chistoso de todo fue nuestro querido amigo Dino, quien durante mucho rato, comenzó con un palito a picotearle las orejas a la Nico sin que se diese cuenta. Ella pensaba que eran los peces limpiadores que le estaban atacando las orejas y arrancaba de ellos. Qué manera de reírnos XD.
PARA FINALIZAR
La experiencia de haber estado buceando en el Mar Rojo fue increíble. Los lugares visitados, la flora/fauna observada, los naufragios y la calidad del crucero, sin lugar a dudas dejaban la vara altísima para cualquier otro live on board a futuro, sin embargo, nada de esto hubiese tenido el mismo sabor si no fuese por la excelente combinación del grupo de personas que estuvo allí presente. Las risas y los buenos momentos estuvieron a la orden del día, lo que generó un lazo en el grupo, que hace queramos volver a subirnos a un barco junto a nuestro amigos, más temprano que tarde. Carlos y Luka se las mandaron, haciendo que la vivencia fuese mucho más que bucear, y haciéndonos entender por qué muchos de los que estuvieron allí presentes, volvían una y otra vez a bucear exclusivamente con ellos. Para nosotros este era el primero, pero no por mucho tiempo más.
BONUS? Busquen en youtube “Boys are back – Carlu Travel” para que se rían un rato con el cierre de nuestro Live on board!! XD
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