RUTA RÍO BLANCO/BOSQUE TRADICIONAL
Mi plan era llegar a la cumbre en un día y luego bajar al refugio a pasar la noche, no porque la distancia de la ruta lo ameritase, si no, porque la noche estaría completamente despejada, habría Pink Moon, hacía tiempo que no vivaqueaba y quería a toda costa escapar de la ciudad, razones más que suficiente para el peso extra que llevaría. Mi hora de salida desde Puerto Varas fue a la 5:30 am y llegué al parque una hora después. Más de alguno dirá “Este weón fanático está rayado”, y claro, efectivamente empezar a caminar a las 6:30 es extremadamente temprano para esta ruta y no tiene mucho sentido, salvo que, el acceso al parque CONAF estuviese cerrado y prohibido. Si si si, vergüenza, irresponsable, mal ejemplo y bla bla… fuck the system. Antes que se acabase el mundo, que llegasen los zombies, o al menos mientras la zona estuviese tranquila, decidí que me escaparía antes de que el buen clima dijese “Adiós tía Patty”. Total, que era lo peor que podía pasar yéndome solo a una cumbre? Claro.. perderme o accidentarme en plena pandemia, pero que más da, en la vida hay que tomar riesgos a veces. Lo sé, siento sus miradas de reprobación a través de la pantalla, pero sin duda, en este momento creo que corro más riesgo yendo a comprar el pan que solo en la montaña, so be it. Aquellos más papistas que el papa, les pido que dejen el relato hasta aquí, para así no desatar vuestro odio contra mi persona.
Aún estaba oscuro cuando cruce el río Blanco y pasé donde otrora se erigían sendas construcciones de una antigua piscicultura, y que hoy, después de la erupción del 2015, no queda más que el recuerdo que allí existía algo. Las lluvias que se conjugaron con la erupción, hicieron que aludes en varias zonas, arrasasen con todo a su paso, y este era uno de esos lugares. Al poco andar, vi la bella cascada del Río Blanco, indicación de que debía buscar a mi derecha un pequeño puente de madera, el cual fue fácilmente localizable, y desde donde la ruta ya era imposible de perder. Tan imposible, que por más que hubiese querido, me hubiese sido realmente difícil no pasar por la oficina de CONAF, ya que todo alrededor era tupido bosque. Afirmé todas mis cosas de la mochila que venían traqueteando, y me fui a puntas de pie caminando lentito para no hacer ni el más mínimo ruido. No habían moros en la costa, pero sí una barrera que evidentemente prohibía el paso al sendero, la cual hice como que no veía para que mi conciencia estuviese tranquila, y seguí caminando igual de silencioso por si las moscas. Solo unos 50 metros más allá, volví a respirar con tranquilidad y di por superado mi primer obstáculo.
Una de las grandes dudas que tenía, era que tan marcado estaría el sendero, ya que Andeshandbook describía bastante escuetamente el trazado del circuito, aunque sí refería que estaba marcado. Pues al respecto, puedo decir que las luminarias de las escaleras del cine se quedan chicas al lado de este sendero. Además de que la huella está marcada a fuego, hay cintas naranjas colgando de cuanto árbol se les cruzó. En serio, yo creo que no pusieron más cintas porque se acabo el stock de Puerto Montt. Al menos ya con esta duda resuelta, seguí caminando por el sendero que a los pocos minutos se encuentra nuevamente con el Río Blanco y cruza su estrecho caudal por unas rocas aquí y otras allá, para luego seguir paralelo a su cauce por su rivera Oeste unos cientos de metros río arriba. Poco antes de que la ruta se interne dentro del bosque, tuve por primera vez la vista del volcán en toda su magnitud, recién nevado y sin ninguna nube sobre su cima.
En algún punto, la ruta quiebra hacia la izquierda -Oeste- e ingresa a un bellísimo bosque de especies nativas con mucho coigüe, tepa y un sector de alerces milenarios. Particularmente hermosa, es la primera parte, donde estos mismos árboles estaban adornados por frondosas barbas de viejo, que es un liquen típico de esta zona, y musgo por todos lados, haciendo que me sintiese realmente en un bosque encantado. Paré allí unos minutos a contemplar la belleza que tenía en frente, agradecido de haberme decidido escapar, y luego seguí por mi camino. Había llovido hace un par de días, por lo que el bosque estaba muy húmedo y despedía ese aroma a Sur de Chile. Había pozones por todos lados, en más de uno metí la pata y no pude evitar además comprar este hermoso terreno con un pie mal puesto sobre un tronco mojado.
Para cuando llegué al refugio, tenía las patas empapadas, pero estaba feliz como lombríz. Eran recién las 9 am, bastante más temprano de lo que esperaba llegar según los registros de AHB. Allí me encontré con dos personas más, que al igual que yo, habían sucumbido al encierro y se habían venido a acampar. Venían despertando, era un chileno y una brasileña, y también pretendían hacer la cumbre hoy. Mientras charlábamos un rato desde bien lejos, di una vuelta por el refugio, que ya no es el mismo que aparece en el relato de AHB por cierto, desarmé mi mochila y volví a guardar las cosas que necesitaría para después, tras lo cual me despedí de los chicos y partí nuevamente en solitario, pero esta vez rumbo a la cumbre.
Pasado el refugio, la ruta rápidamente queda al descubierto. El refugio, ubicado a 1.100 msnm es el límite de la vegetación alta, y luego se comienza a caminar a través de vegetación baja por un rato más. La ruta en este punto seguía igual de bien marcada, solo que ahora por frecuentes monolitos de piedra uno tras otro. Al poco andar también empezó a desaparecer la vegetación baja y comenzó lo que todos amamos, el acarreo.
Era inicios de abril, de un año sequísimo. Imaginen que hasta ahora, prácticamente no había nevado nada, salvo lo poco de nieve que había caído hace dos días, y que además de darle un aire más bello al entorno, no hacía mucho más, o al menos aquí. Por lo tanto, el acarreo me lo comí completo. Desde inicio a fin, aunque debo aceptar que en su primera mitad se dejaba subir bastante fácil y no me hizo pasar ningún mal rato. Después de dos lomas llegué a mi último acarreo antes de la zona más difícil de la ruta, y que sería probablemente la que definiese si llegaba o no a la cumbre. Una banda de rocas de aproximadamente 40 metros de alto, y que debía escalarse-treparse. Las descripciones la catalogaban como una trepada grado III, que no requería ser asegurada, y desde la distancia al menos, se veía bastante amigable.
Cuando por fin llegué a la banda rocosa, eran las 11:30 am, lo cual si todo salía bien, me dejaría en la base de la cumbre al medio día. Acá debo hacer un stop para contextualizar y declarar que subestimé el cerro totalmente. Tranquilo por el relato de AHB y por la descripción de un amigo, decidí ir sencillamente con zapatos de trekking y llevar solamente un cordín 7 mm de 30 metros más un par de anillas, por si acaso tenía que rapelear. Teóricamente, tanto según mi amigo y según los estados de ruta de AHB, había una cuerda fija en la banda de roca, lo cual solucionaba gran parte del problema de trepar.
Al momento de llegar a la base de la banda rocosa, venía bastante confiado en qué se veía fácil desde abajo, y tras dejar mis bastones tirados, comencé a treparme por la ruta que mejor había visto mientras subía. Los otros dos chicos aún estaban a 1 hora de llegar, y mi plan tampoco era esperarlos, por lo que de inmediato me lancé para arriba. Tuve que subir apenas 3 metros para darme cuenta que lo que se veía tan fácil desde abajo, no era tal, y que si bien la trepada no tenía ninguna complejidad per se, no contaba con que la nevada de hace dos días se asentaría justo en esos puntos de apoyo que ahora tanto necesitaba, y que además en otros se transformaría en hielo. Limpiaba con el piolet y subía el pie otro poco, y otra vez, solo para darme cuenta que podía estar entrando a un punto sin retorno. Mi problema, era que además de que mis zapatos blandos se resbalaban, tenía una cuerda que solo me daba para rapeles de 15 metros y que apenas contaba con 2 anillas. Osea, podría subir, sin duda, pero que iba a hacer para bajar de forma segura? Probé así tres rutas diferentes, y en todas decidí bajarme, hasta que opté por esperar a los chicos para ver si tenían equipo o alguna mejor idea.
Cuando llegaron, le expliqué a Lautaro la situación y examinó la ruta. Si bien ninguno de ellos tenía equipo, le tenía fé ya que era guía de montaña en el norte y además escalaba en roca, cosa para la que yo soy no soy muy fan ni hábil, para qué venir con cosas. Vio la primera ruta que yo intentaba y me comentó que se veía sencilla, tras lo cual se montó a las rocas… para llegar exactamente donde mismo había llegado yo, y darse media vuelta por culpa del hielo. Opción dos idem, y la tercera lo mismo. Cuec. Y ahí estábamos los tres, bajo la banda rocosa que nos separaba de la cumbre, sin el equipo necesario y ad portas de volver a casa con las manos vacías. Le buscamos por todos lados, e incluso llamé a mi amigo y le mandé fotos para ver si me ayudaba a dar con la cuerda fija que no pillábamos por ningún lado, solo para darnos cuenta que donde debía estar, no había más que una pared de roca sin nada. Diego había ascendido hace dos años atrás.
Lautaro me comentó que un amigo le había contado sobre un canalón, por el cual se podía subir sin pasar la banda rocosa. Revisamos el GPS y al parecer efectivamente sí existía, dándole la vuelta por la izquierda a toda la banda. Ellos decidieron partir para allá, mientras yo me quedé un rato más intentando trepar por la cara Oeste, que no tenía nieve, pero que era algo más empinada que la cara previa, y estando allí arriba me vi nuevamente en el dilema de que haría para bajar seguro si es que no me daba el largo de la cuerda. Mientras, por mi cabeza me decía; “Aweonao, que hací aquí solo y tratando de subir esta pared. Si vo no escalai en roca. Anda a caerte y luego llegar al hospital pasao a Covid. Devuélvete mierda”. E hice lo más inteligente y sensato. Me bajé.
No todo estaba perdido eso si. Era aún extremadamente temprano y estaba aún la posibilidad de este canalón, así que fui tras los chicos para ver si teníamos suerte. Y la tuvimos. Pasada toda la banda rocosa, y tras cruzar un acarreo del terror, llegamos al canalón Oeste. Canalón que incluso se ve desde Puerto Varas y que es aquel que separa la cumbre Norte de la cumbre Sur. Gratamente estaba cubierto de nieve, lo cual hizo que la subida fuese bastante agradable. Caía una que otra piedra de vez en cuando, pero nada terrible. Subí solo y tras unos 30 minutos logré finalmente montarme por detrás de toda la banda rocosa y ver por fin la cumbre. Estaba allí mismo, solo faltaba el golpe final, una trepada de 30 metros de alto y técnicamente fácil. Esta vez eso si, decidí esperar a mis nuevos compañeros de cerro. Les debía el canalón y con gusto los esperaría para subir a la cumbre o les prestaría el equipo si lo necesitaban. Saqué mi libro “Mi mundo vertical” de Jerzy Kukuczka y me senté a leer.
Cuando estuvimos los tres arriba, fuimos a explorar la pirámide final que nos separaba de la cumbre. Se veía sencilla aunque igual que la anterior, esta también tenía algo de nieve. La diferencia eso si, es que bajarla era mucho más sencillo, ya que había un bolt a unos 15 metros y que alcanzaba justo para mi cuerda en caso que quisiese rapelear. Lamentablemente, por más que les ofrecí a los otros chicos pasarles mi equipo, consideraron que no subirían y se dieron media vuelta, lastima por ellos. Me monté en las rocas y comencé a hacer esta sencilla trepindanga, y unos minutos más tarde estaba por fin arriba en la cumbre!! La vista era fabulosa. Día completamente despejado, con apenas una brisa, el cráter nevado y abajo, el Lago Chapo, el Llanquihue y a lo lejos, el mar. No podía pedir un mejor día para estar allí arriba. La bajada, si bien podría haber sido perfectamente desescalable, opté por usar el equipo y rapelearla en 2 tandas porque el largo de la cuerda no me daba completo. En parte, porque estaba solo y era más seguro, y también porque nunca está demás recordar técnicas, además de que evidentemente era más entretenido. Les dejo acá abajo un video de el ascenso y bajada del torreón.
Regresé por donde mismo. Mismo canalón con nieve, pero está vez llegué un poco más abajo y traversee el acarreo para no tener que subir y bajar. Dos horas después ya estaba en el refugio nuevamente. Entre vuelta y vuelta, ya se había hecho tarde, y pronto comenzaría a esconderse el sol. Saqué un poco de agua de por allí cerca, y guardé mis cosas en la mochila. Si iba a vivaquear, quería estar solo, por lo que volví marcha atrás y me fui a una planicie que había visto un poco más arriba, despejada de árboles y con una vista fenomenal del cielo y todo el valle, muchísimo mejor que la que se tenía en el refugio. Allí cociné algo y mientras leía mi libro metido dentro del saco, veía cómo el atardecer cambiaba de colores hasta el rojo intenso, para luego llegar la noche.
Me desperté a mitad de noche, con una inusual luz en el cielo. Era una gigantesca y hermosa luna llena color amarillo intenso, la super luna, la más grande del año. Al despertar aún estaría arriba en el cielo acompañándome, solo que esta vez aún más grande y bella. Me daba por pagado.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Inicio sendero → Refugio ⇒ 2:25 horas
- Refugio → Base torreón ⇒ 1:50 horas
- Base torreón → Canaleta → Base cumbre ⇒ 1:30 horas
- Cumbre → Refugio ⇒ 2:15 horas
- Refugio → Inicio sendero ⇒ 2:00 horas
TOTAL ⇒ 10 HORAS (sin considerar descansos)
DISTANCIA DE TRAYECTO ⇒ 18 kilómetros
DESNIVEL ⇒ 1.569 metros