La Isla Navarino se sitúa en uno de los puntos más australes del planeta. Pertenece a la Región de Magallanes y Antártica Chilena, ubicándose al sur del canal de Beagle, 60 kilómetros al Sur-Este de Ushuaia. Es conocida por alojar en sus tierras la ciudad más austral del mundo; Puerto Williams, un poblado de poco más de 1.600 habitantes. En esta perdida isla al fin del mundo, se ubica nada menos que uno de los trekking más más bellos de Chile, la poco conocida ruta de los “Dientes de Navarino”, que año a año a ido cautivando a más personas y resaltando entre los entendidos.
La idea del viaje nació absolutamente de la nada. Figuraba en noviembre con dos semanas de vacaciones para Enero y sin un destino a conocer, ya que los planes anteriores de vacacionar junto a mi familia se habían visto truncados por eventos inesperados. Por mi mente, pasaron destinos como Argentina, Brasil o Perú en moto, buceo en Juan Fernández, rutas de montaña en los andes centrales, y finalmente se me vino a la memoria Navarino. Este trekking lo había escuchado nombrar hace ya varios años, sin embargo, salvo que era precioso, no sabía absolutamente nada más sobre él, ¡ni siquiera remotamente dónde se encontraba ubicado! Fue así entonces que comenzó mi búsqueda, y donde tras ver solo las primeras imágenes, supe que mi decisión estaba tomada. No sería fácil, ya que llegar hasta Isla Navarino era complejo, y las condiciones del trekking no eran las más sencillas; era una ruta poco conocida en ese entonces y que pocos turistas realizaban, lo que hacía que la huella y el marcaje no fuesen los óptimos. El clima, por otro lado, era radicalmente antojadizo y finalmente dado a mi decisión de última hora, probablemente enfrentaría todo esto en solitario. No fue hasta ya tomada la decisión de que iría a pesar de todos estos contratiempos, cuando mi amigo Sebastián Alarcón se enteró y sumó al entusiasmo de mi travesía. Un año atrás, junto a él y otros dos amigos más, habíamos logrado cumbre en el Cerro Tórtolas -6.160 msnm- y nos preparábamos para intentar cumbre del Volcán Tupungato -6.635 msnm- las primeras semanas de febrero 2015, por lo tanto era alguien de fiar y con quien agradecí contar para esta emocionante aventura.
DATOS DE TRAYECTO
Tiempo total invertido: 11 días
Tiempo invertido en ruta: 7 días
Largo total de la Ruta realizada: 65,61 km
Altura máxima alcanzada: 883 msnm (Monte Betinelli)
RUTA DIENTES DE NAVARINO
“El trekking más austral del planeta”“SUEÑA SIN MIEDOS, VIVE SIN LÍMITES, VIAJA SIN FRONTERAS”
Table of Contents
- CÓMO LLEGAR A PUERTO WILLIAMS
- DESCRIPCIÓN DE EQUIPO
- ALOJAMIENTO (Actualización Enero 2023)
- MAPA DEL TREKKING
- CONSIDERACIONES
- ESTADO DE LA RUTA (Febrero 2023)
- RELATO DE LA TRAVESÍA
- DÍA 1, Punta Arenas – Ushuaia
- DÍA 2, Ushuaia
- DIA 3, Ushuaia – Puerto Williams – Laguna del Salto
- DÍA 4, Laguna del Salto – Cerro Betinelli – Campamento improvisado
- DÍA 5, Campamento improvisado – Lago Windhond – Campamento improvisado
- DÍA 6, Campamento improvisado – Laguna Escondida
- DÍA 7, Laguna Escondida – Laguna Martillo
- DÍA 8, Laguna Martillo – Laguna Los Guanacos
- DÍA 9, Laguna Los Guanacos – Puerto Williams
- DÍA 10, Puerto Williams
- DÍA 11, Puerto Williams – Punta Arenas – Santiago
- GRÁFICO DE ALTURA
- OTROS PANORAMAS
- FOTOGRAFÍAS
- AGRADECIMIENTOS
- REFERENCIAS
- RUTA GPS
CÓMO LLEGAR A PUERTO WILLIAMS
PUNTA ARENAS → PUERTO WILLIAMS
OPCIÓN 1:
Vía aerolíneas DAP
IDA: lunes-Sábado 10 am / RETORNO: lunes-Sábado 11:30
Duración trayecto: 01:15 horas
Costo ida y vuelta: aprox $95.000 por tramo. (febrero 2023)
Consideraciones: Peso máximo por pasajero 10 kg. Kg extra $1.500. Se permite 1 mochila pequeña en cabina (5 kg).
web DAP
OPCIÓN 2:
Vía transbordador Austral Broom
Itinerario: Variables, revisar web.
Duración: 28 horas
Costos por viaje: Semi-cama $143.000 / Cama $195.000 (febrero 2023)
web Broom
**Si disponen del tiempo, realizar este bellísimo recorrido por zonas glaciares vale totalmente la pena.
OPCIÓN 3:
(OPCIÓN NO DISPONIBLE PARA FEBRERO 2023. AÚN SE MANTIENE CERRADO POST PANDEMIA)
Punta Arenas – Ushuaia – Puerto Williams vía terrestre
1) Bus Punta Arenas – Ushuaia
Buses pacheco
Bus Vía Rio grande (12 horas con transbordo): $30.000
IDA: Lunes – Miércoles – Viernes a las 08:30 horas
RETORNO: Martes – Jueves – Domingo a las 09:00 horas
**En 2015 existía un bus directo, confirmarlo vía telefónica.
Buses Barría
**A Enero 2020 están sin servicio transitoriamente.
Bus Sur
Bus directo (12 horas): $35.000
IDA: Lunes, Miercoles y Viernes 08:30 horas / Miércoles y Sábado subcontratan a Bus Barría
REGRESO: Martes, Jueves, Sábados y Domingos 08:30 horas
* Se puede dejar pasaje regreso abierto
2) Lancha Ushuaia – Puerto Williams
Turismo Shila: Empresa Chilena que subcontrata servicios de lancha sin costo extra. turismoshila@gmail.com / +56 9 78972005
Ushuaia Boating
ushuaiaboating@argentina.com.ar
IDA: Lunes a Sábado 09:00 / 16:00 según reservas (hacerlas hasta las 20:00 día previo)
RETORNO: Lunes a Sábado 08:30
Costo por tramo: $US 120
Hielos Antárticos
IDA: Lunes a Sábado 09:00
Precio: $120 US un tramo – $220 US ida y vuelta + tasa embarque.
A considerar:
– Tasa aduanera: $60 pesos argentinos
– Sábados y feriados recargo impuesto aduanero $US 40
– Duración viaje: 30 minutos + terrestre 1:30 + aduana – 02:30-03:00 horas total
– Todos incluyen el tramo terrestre en Pto Williams.
DESCRIPCIÓN DE EQUIPO
Es importante ser extremadamente cuidadoso en la elección de qué meter en la mochila y que dejar en casa. Cuando se viaja 1 semana completa por un trekking de dificultad alta, uno desea cargar el menor peso posible. Cada kilo extra significa más cansancio y menor disfrute del paisaje, sin embargo, se debe ser cuidadoso en no pecar de menos tampoco. Hay ciertos artículos esenciales para este viaje, y que están en directa relación con el lluvioso clima que nos veremos enfrentados. Infaltable es una buena parka y cubre pantalones, así como un cumbre mochila de calidad y buenos zapatos impermeables. Los bastones, un par de polainas largas y una carpa que resista lluvias -de aquellas de verdad- son otros ítems importantes. Dejo para el último el GPS, querido amigo de todas mis aventuras ya que me gusta siempre trackear las rutas. Si preguntan mi opinión personal, creo que es un ítem que se debe llevar y al menos yo lo utilicé es varias oportunidades, aunque cada día la ruta se encuentra mejor demarcada. Claro, una nevada y hasta ahí llegó la demarcación. Opcional al GPS, es descargar alguna aplicación celular tipo Gaia GPS (es increíble!) y llevar una buena batería externa para mantener cargado celular y linternas.
ARRIENDO DE EQUIPO
Si desean viajar con menos peso o conseguir algo de equipo faltante, no duden contactar con tiempo a Luis Tiznao de Turismo Shila: +569 7897 2005.
ALOJAMIENTO
(Actualización Enero 2023)
USHUAIA
Refugio del Mochilero – Hostal Lupinos – Hostel Yakush – Cormoranes – Antártica Hostel
PUERTO WILLIAMS
- Hostal Caleta Unión → Piezas para 2 personas, baño compartido, sin desayuno. Muy recomendado. $25.000 p/p. Contacto: +56 9 95749663
- Refugio el Padrino → Probablemente el hostal más conocido. Para nuestro viaje en 2015 tuvimos mala experiencia cuando no nos respetaron la reserva y nos quedamos sin hostal a última hora. Piezas compartidas. Contacto: Cecilia +56 9 8438 0843 / ceciliamancillao1969@
gmail.com / Precio: $25.000 con desayuno y derecho a cocina – $8.000 con derecho a carpa y cocina. - Hostal Coirón → Contacto: +56 9 9354 8322 / Precio: Pieza y baño compartido $18.000 (con desayuno)
- Hostal Akainij → Ubicado en calle Austral, a 3 cuadras del centro. No lo conozco / Precio: $50.000 pieza privada single – $60.000 pieza 2 personas. Incluye desayuno. / Contacto: +56 61 2621173
- Hostal Forjadores del Cabo de Hornos → Contacto: José +56 9 8289 6661 / Precio: $30.000 por habitación single / $50.000 habitación matrimonial. Baño privado.
- Hostal Paso McKinlay → No disponible a Febrero 2023. En construcción.
- Ecolodge Errante
MAPA DEL TREKKING
CONSIDERACIONES
Sobre esta guía
Si bien este viaje fue realizado en Enero 2015, me he dado el tiempo de verificar cada información y actualizarla para subir este relato, con fecha de última actualización en Febrero 2023. Lógicamente pueden cambiar cosas en el tiempo, por lo cual usen la info como referencia y siempre verifiquen bien.
Sobre las Guías Bienes Nacionales
Nadie viaja a Navarino sin haber visto o teniendo en su poder dichas guías. Están tan bien realizadas, que hacen totalmente posible realizar el viaje sin la necesidad de un GPS. La versión impresa debe ser conseguidas en la oficina turística de Puerto Williams mismo, ya que en bienes nacionales de Santiago desde hace ya varios años que no están disponibles.
Guía Ruta Dientes de Navarino online (opción 1 – opción 2)
Guía Ruta Lago Windhond online
Sobre Argentina
- Reservar con al menos 1 mes de anterioridad el hostal en Ushuaia, y lo mismo para la lancha (o más).
- Traten de llevar pesos argentinos desde Chile, ya que si pagan con dólares, el cambio oficial será horriblemente doloroso.
- En caso de tener dólares, cambiarlos exclusivamente en uno de los 3 casinos, donde toman el dólar a precio turista. En el 2015, el que mejor cambiaba era el casino más pequeño de todos. No sé la legalidad de esto, así que sean cautelosos. Dólar negro en Argentina siempre es un tema.
Sobre el medio de transporte a Puerto Williams
- Recomiendo enérgicamente que intenten hacer uno de los viajes en el transbordador de Austral Broom y el otro en avioneta. El barco les permitirá apreciar los fiordos y glaciares, mientras que la avioneta les ahorrará tiempo, dinero y tendrán una experiencia increíble volando sobre la isla Hoste y su parque nacional Alberto de Agostini. Importante que sepan eso sí, que deben averiguar antes cuál de los dos viajes -ida o vuelta- del transbordador pasa de día por los glaciares, ya que en uno de ellos pasa de noche y evisentemente pierde cualquier atractivo.
- Respecto a la compra del pasaje en DAP, este debe ser reservado con varios meses de anticipación, ya que en esta época se saturan rápidamente los vuelos.
- En caso de que no exista vuelo disponible para la fecha que ustedes desean, sigan insistiendo, ya que no es infrecuente que agreguen vuelos según la demanda de la época.
- Traten de respetar el peso máximo de DAP, pero no mueran por ello. Son extremadamente relajados en este tema, o al menos así lo eran en el 2015.
Sobre el traslado al inicio/final del circuito
- Sea cual sea el sentido que decidan hacer el circuito, deberán conseguir movilización para llegar al inicio del sendero.
- Una opción sencilla es conseguir movilización en el lugar donde se alojen.
- Sandra +569 9574 9663, del hostal Caleta Unión ofrece el servicio de traslado.
- Una vez lleguen al sector de la pesquera Mc Lean, pueden hacer auto-stop (es muy fácil que alguien los lleve) o llamar para que alguien los vaya a buscar (señal Entel muy buena, Movistar muy mala)
Sobre el sendero mismo
- Se recomienda realizar el sendero en sentido del reloj para evitar tener que subir de golpe el paso Virginia, ain embargo, ambas opciones son válidas.
- Si bien el sendero cada día se encuentra mejor marcado dado que más personas lo transitan, dado a las imprevistas nevadas, este puede quedar por completo cubierto. Ir preparado.
- En el circuito abunda el barro y el agua, considérenlo al momento de decidir equipo que llevar.
- Dado la presencia de castores, la ruta puede cambiar radicalmente de un año a otro. Que no los sorprenda tener que rodear una laguna que antes nunca estuvo allí.
- Existe señal de celular después del hito 38.
ESTADO DE LA RUTA (Febrero 2023)
Información entregada por Andrés Braga y Rodrigo Namur/Valentina Valdés durante sus viaje a Dientes de Navarino y Lago Windhond, en enero 2022 y febrero 2023 respectivamente.
- Marcaje muy similar al descrito en este blog
- Desde Laguna Guanacos a pesquera McLean, sigue siendo difícil seguir la huella y puede que esté aún menos marcada post pandemia.
- Circuito de Lago Windhond vía valle Ukika (no descrito en este post): Sendero intermitente, se pierde en algunas zonas por árboles caídos y acción de castores.
- Abastecimiento muy similar al descrito en este blog.
- DAP: Ya no están relajados con el equipaje. Se cobra cada kilo extra. Desconozco si existe un limite de peso máximo.
- Si bien aún uno se topa con pocas personas, es más que cuando yo viaje en 2015. Rodrigo y Valentina contaron aproximadamente unas 30 personas en su viaje para febrero 2023.
RELATO DE LA TRAVESÍA
DÍA 1, Punta Arenas – Ushuaia
Habíamos llegado la noche previa a Punta Arenas, siendo alojados amablemente por el suegro de Sebastián en su casa. Despertamos algo más temprano de lo necesario para desayunar junto a él y luego ser llevados al terminal de buses Pacheco, donde tomaríamos nuestro bus que nos dejaría en Ushuaia. El trayecto demora 12 horas, avanzando en un primer instante rumbo al Nor-Este para cruzar en transbordador por el paso Punta Angosta, el paso más angosto entre el continente y la isla grande de Tierra del Fuego, donde después nos tocaría cruzar la frontera. Viajamos a través de variados paisajes, pasando por pampa hasta tupidos bosques, siendo mi parte favorita, las últimas dos horas, donde nos internamos en el Paso Garibaldi, único paso carretero que cruza los Andes Fueguinos, a través de un precioso bosque de Lengas, Ñirres y Coigües, con vista hacia el Lago Escondido, y desde donde también se puede apreciar a lo lejos el centro de sky “Cerro Castor”, el más famoso de Tierra del Fuego. La lluvia, eterna compañera de estas tierras, no pudo resistir la tentación de darnos la bienvenida, acompañándonos el resto de nuestro trayecto hasta Ushuaia y lo que restó del día.
Llegados a destino, nos bajamos del bus y comenzamos nuestra búsqueda de Hostal. Lamentablemente, al momento de organizar el viaje, olvidé reservar y cuando me percaté del error ya era muy tarde, por lo que decidimos ir a la vida en busca de algo. Lo que no sabía, es que Ushuaia en dicha época estaría copada a más no poder! Comenzamos nuestra caminata por las zonas más típicas y cercanas al paradero del bus, sin embargo, hostal que entrábamos, hostal que estaba ocupado. Caminamos y caminamos alrededor de 1 hora, acompañados por la persistente lluvia -que ya no era tan simpática- y cruzándonos una y otra vez con las mismas personas que venían con nosotros en el bus, y que tampoco lograban dar con algo dónde alojar. Eran casi las 10 de la noche y aún vagamos por la ciudad. Yo ya empezaba a considerar seriamente saltarme la reja de alguna casa en construcción para pasar la noche, cuando finalmente dimos con un hostal donde la recepcionista se portó un 7 y nos ayudó haciendo llamadas a todos los hostales y hoteles del sector. Había una pieza disponible en un hotel cerca de la periferia del pueblo, pero que costaba casi 6 veces lo que un hostel común y corriente, sin embargo, ya las opciones eran tan mínimas que sin dudar reservamos y nos dirigimos velozmente al lugar. Era un hotelucho común y corriente, cuyo nombre ya ni recuerdo, pero donde al menos teníamos una pieza con baño privado y un área común bastante agradable donde sentarse a comer algo. Moríamos de hambre después del largo viaje de 12 horas, y el par de horas caminando bajo la lluvia solo lo empeoraba, por lo que hicimos un buen pedido de sándwiches, papas fritas y un par de Quilmes. Nada mejor para reponer el cansancio y luego irse a acostar para madrugar al día siguiente y tomar la lancha rumbo a la Isla Navarino.
DÍA 2, Ushuaia
Habíamos dejado todo relativamente armado la noche previa para hacer una salida expedita rumbo al puerto. Tomamos un taxi y en cosa de minutos ya estábamos descargando nuestras mochilas del auto y dirigiéndonos en busca de nuestra agencia que nos cruzaría a la isla. Íbamos con los dedos cruzados rogando que no nos cancelaran el viaje, ya que si bien ya no llovía, igual el cielo estaba cerrado y nunca se sabía cómo sería la tincada de los argentinos. La suerte, maldita traicionera, no estaba de nuestro lado ese día… habían cancelado todos los viajes a la isla y no había nada que hacer más que esperar hasta el día siguiente, solo para ver si retomaban los viajes. ¡Qué sensación más de impotencia! Atrapados en Ushuaia, sin alojamiento y con los días corriendo y restándose a nuestro ya ajustado itinerario. Sin más que hacer, fuimos a la oficina de turismo para ver si podían ayudarnos a conseguir algún nuevo alojamiento, sin embargo, era aún demasiado temprano y nos dijeron que volviésemos a las 11am, después del check-out de los hostales. Cargados y sin poder hacer nada hasta tener una pieza segura donde quedarnos, decidimos que iríamos nuevamente a recorrer la ciudad en busca de algún hostel. Esta vez caminamos un poco menos, hasta que dimos, no muy lejos del puerto, con uno que tenía una cama disponible… y el piso. Así es, teníamos tan pocas esperanzas de encontrar algún lugar barato donde quedarnos, que hablamos con la chica de la recepción y le pedimos si podía alojarnos a los dos, durmiendo uno en un colchón tirado en el suelo. La chica aceptó, por lo que dejamos nuestras cosas y fuimos a servirnos desayuno por parte de la casa. Mientras estábamos en eso, descubrimos que el área común existía un peculiar ajedrez, el cual no dudamos en usar.
Partió así una larga contienda de aproximadamente 2 horas, extremadamente pareja y que después de todo solo terminó en un mísero empate. Esta solo fue interrumpida por el encargado del hostal, quien frente a la noticia de la recepcionista, que nos quedaríamos los dos, entró en cólera y nos fue a decir que no había ni las más mínima posibilidad de que eso ocurriese. Nuevamente sin alojamiento, pero con una partida de ajedrez peleadísima y que no estaba dispuesto a dejar, salí corriendo a buscar dónde quedarnos. Dio la suerte, que tan solo una calle más allá estaba el hostal Lupinos, que tiene un recambio de gente rapidísimo y donde logré encontrar 2 camas a un valor fantástico (+-7.000 clp p/p). Luego volví a terminar nuestra partida. Hecho esto, y ya con alojamiento seguro, fuimos a dejar nuestras cosas y salimos a recorrer la ciudad y comprar algunas cosas que faltaban.
Ushuaia tiene un aire a Puerto Varas y Pucón, es de esas ciudades turísticas que les gusta mantener el estilo, lo que se agradece cuando se camina por preciosas calles con buenos restaurantes y tiendas a cada lado. Todo tiene su costo eso sí, Ushuaia se caracteriza por ser una de las ciudad más caras de todo Argentina, y es que nada es gratis. Una vez estuvimos listos, tomamos un “Remis”, o taxi para nosotros, que nos encaminó rumbo al Glaciar Martial, trekking recomendadísimo por la gran mayoría de personas a quien preguntamos. Tiene la gran gracia, de ser un glaciar cuyo acercamiento se hace por las pistas de un centro de ski que queda ni más ni menos que a unos minutos del centro de la ciudad, qué envidia ¿no?
El Martial es un trekking tranquilo que demanda aproximadamente 1:30-2:30 si se quiere llegar bien arriba. Comenzamos subiendo por la pista principal del pequeño centro de ski, la cual no tiene mucha pendiente, y que en ese entonces se encontraba decorada por algunos pastizales más que nieve. La llovizna nos acompañaba persistentemente, y auguraba lo que más arriba nos encontraríamos. El barro y las pozas estaban a la orden del día, lo que le otorgaba un olor típico al entorno. Después de algo como 45 minutos de caminata, llegamos al cordón montañoso Louis Martial con sus cerros Bridges, Martial, Godoy y Roy, donde se encuentra el famoso glaciar.
Comenzamos a subir hasta que llegamos dónde iniciaba ya la nieve. Aunque el glaciar mismo probablemente se encontraba bastante más arriba, por nuestra falta de equipo, decidimos llegar hasta ahí simplemente. Además, la suave llovizna se había transformado en una densa nube que nos envolvía y nos hacía dudar de la estabilidad del clima en ese instante. Así, habiendo recorrido el sector y con la tranquilidad de haber disfrutado un poco del frío y la nieve, emprendimos nuestro retorno por donde mismo habíamos subido. Cuando estábamos llegando, el cielo se descargó y dejó caer una fuerte lluvia, que por suerte alcanzamos a evitar refugiándonos -literalmente- en una “casa de té” ubicada en la base del centro, y donde esperamos que nuestro Remis llegara por nosotros para devolvernos a la ciudad.
Ya de vuelta en nuestro nuevo hostel descansamos un rato y luego agarré mi cámara y algunos dólares que fui a cambiar tranfugamente a uno de los casinos del sector. Se supone que el cambio del dólar fuera del valor oficial no está permitido, y son pocos los lugares que lo hacen, por lo que si van, averigüen bien antes de cambiar. Luego me dediqué a pasear un poco por la costa del canal Beagle, tomando una que otra fotografía hasta que el frío me superó y decidí volver y guardarme a dormir… mañana sería un día clave.
DIA 3, Ushuaia – Puerto Williams – Laguna del Salto
Cuando desperté no puedo negar que estaba un tanto preocupado y desconfiado. Nuestro viaje se había atrasado ya un día completo y de cancelarse nuevamente nuestro bote, la travesía original se vería claramente en peligro. El clima, especialmente bipolar por estas tierras, se anunciaba bueno para este día, pero poca confianza le tenía, y lo peor de todo, es que aparentemente desde el día siguiente el tiempo estaría peor de lo que ya había estado ayer. Afuera, se veían nubes altas, pero no llovía ni parecía haber viento, por lo que nos fuimos a llamar por teléfono a Ushuaia Boating un poco más esperanzados. ¡Era nuestro día de suerte! La lancha cruzaría, por lo que rápidamente terminamos de ordenar nuestras cosas y bajamos a tomar desayuno antes de partir rumbo al puerto. Cuando llegamos, conocimos al resto de nuestros acompañantes -5 norteamericanos de Vermont- que también iban con el plan de hacer el circuito, pero que a diferencia de nosotros ellos lo iniciarían al día siguiente.
Una vez pagado el ticket y cruzada la aduana, salimos al puerto mismo a esperar que llegase nuestra “gran” embarcación que nos llevaría rumbo a Puerto Navarino ubicado casi al frente de Ushuaia y al Oeste de Puerto Williams. Nos subimos al bote como pudimos, apretados entre mochilas, pies y brazos de quien sabía quién, y partimos rumbo a destino por un calmo Estrecho de Beagle, demorándonos exactamente 30 minutos de puerto a puerto. Llegamos a la base de los marinos, que controlaban los cruces, dónde nos sentamos con mucha calma (algunos hasta desayunaron) a esperar que llegase nuestra van que nos trasladaría hasta el pueblo.
Eran las 11 am cuando llegó la van que nos trasladaría hasta el pueblo. Nuestro chofer se llamaba Francisco Filgeira, era descendiente de Yaganes, había vivido toda su vida ahí, y nos fue contando un poco de todo. A lo largo de este hermoso camino, que a veces recorre la costa y a veces se interna, fuimos viendo la flora del lugar, representada especialmente por Coihues, Ñirres, Lengas y algunos Canelos. Francisco nos contó también como el castor había llegado accidentalmente a la isla en los años ’60, tras su introducción en el continente por los argentinos con el objetivo de curtir sus pieles, y como, una vez llegado a la isla se había vuelto una plaga fuera de control por la nula depredación que tenía este animal, lo que había generado daños irreparables en el ecosistema del lugar. El trayecto es precioso y para nosotros fue un panorama en sí mismo, deteniéndonos incluso en un antiguo cementerio Yagán.
Cuando llegamos a la gobernación-aduana, hicimos todos los trámites y nuestra siguiente parada fue Shila Expediciones, con quienes previamente había estado coordinando el viaje. Luis Tiznado, el encargado de la empresa, no se encontraba porque estaba viajando, pero a cambio nos recibió excelentemente su esposa. Compramos gas, arrendamos un par de colchonetas autoinflables, cargamos el track al GPS, compramos un mapa y nos prestaron la guía de bienes nacionales que no habíamos podido encontrar en Santiago (ojo, la tienen para regalar en la oficina de informaciones de Puerto Williams). Hecho todo esto, ya estábamos listos para dar inicio finalmente a nuestro esperado trekking. Contábamos exactamente con 6 ½ días, el tiempo justo para realizar la ruta del Lago Windhond/Dientes de Navarino, sin embargo, deberíamos hacer algunas modificaciones en los itinerarios trazados previamente ya que habíamos perdido un día en Ushuaia. Como este día estábamos apurados y contábamos con las horas justas para llegar a nuestro primer campamento, le pedimos a la persona de la van, que nos llevara al inicio del circuito ($3.000 c/u), ahorrándonos más o menos 60 minutos de caminata por camino de tierra.
El circuido comienza en un sector llamado “La Cascada”. Aquí se encuentra un gran letrero con el trazado del circuito y la ubicación de los snupies (hitos numerados), al cual le dimos una rápida mirada antes de ponernos nuestras mochilas y dar por iniciada la aventura. La ruta, excelentemente marcada, comienza internándose por un bosque muy húmedo de Coihues y bordeando en momentos el Río Róbalo. Aproximadamente tras 10 minutos de caminata, se encuentra el hito 2 donde hay que tener atención, ya que acá el camino se bifurca. La ruta de la derecha, aquella que sigue bordeando el Río Róbalo es la ruta alternativa para llegar a la Laguna del Salto. Esta sigue el río hasta la laguna del mismo nombre, sin ascender al Cerro Bandera, mientras que la otra dobla bruscamente a la izquierda, enfrentando una fuerte pendiente. Seguimos por esta última subiendo y ganando altura rápidamente hasta que salimos del bosque y tuvimos nuestra primera vista al Canal de Beagle. Nuestro camino nos llevó finalmente a la cumbre del Cerro Bandera, el cual como era de esperarse, tenía una gran bandera en su cima.
Desde la cumbre, la ruta se va internando por camino pedregoso por las faldas de los cerros, siempre por sobre la línea del bosque. A la derecha se tiene vista del Cerro Robalo, la laguna del mismo nombre y otra laguna más que no sé cómo se llama. La Laguna del Salto es la tercera y no se aprecia inmediatamente, apareciendo una vez que se adentra más en la isla. Desde aquí nos dimos cuenta por primera vez lo increíble de la geografía de la isla, con decenas de cerros y cientos de lagunas de todos los tamaños repartidas por doquier!! La ruta es muy similar durante casi todo el trayecto ya que siempre va por el faldeo, sin embargo deben tener cuidado antes de llegar al Hito 6, ya que previo a este hay falsa ruta que baja hacia el bosque, internándose en este y cruzando un pequeño riachuelo. Nosotros por error tomamos dicha ruta, que está muy marcada, y nos costó bastante rato encontrar nuevamente la correcta. Cuando llegamos al Hito 9, la huella giró a la derecha y bajamos por un gran acarreo de rocas grandes rumbo a la Laguna del Salto. Una vez abajo, comenzamos a bordearla en busca de algún buen sitio de acampada, que finalmente encontramos en un terreno un poco más elevado, y donde teníamos justo al lado un riachuelo. Éramos los únicos acampando y el lugar estaba prácticamente intacto -salvo las pisadas en el barro de personas que antes habían pasado por ahí- lo que le daba un inevitable toque místico al lugar… casi podías sentir que eras el único que había estado alguna vez ahí.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Ushuaia – Puerto Navarino → 30 minutos
- Puerto Navarino – Puerto Williams → 01:30 horas
- Inicio circuito – Laguna del Salto → 05:30 horas (realizable en 3 horas)
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Inicio circuito – Laguna del Salto → 6,4 km
OTROS DATOS
- Contacto Francisco Filgeira: (09) 8464 2053 – fcofilgeira29@gmail.com (transporte – tours – alojamientos)
DÍA 4, Laguna del Salto – Cerro Betinelli – Campamento improvisado
Nos esperaba un largo día rumbo a un campamento que aún no teníamos del todo claro dónde sería. Este día deberíamos desviarnos hacia la ruta del Lago Windhond, pero el trayecto hasta el mismo era extremadamente largo y dudábamos ser capaces de cumplirlo, por lo que probablemente improvisaríamos en el camino.
La ruta estaba claramente marcada, iniciándose al Sur de la Laguna del Salto e inmediatamente al lado derecho de uno de los riachuelos que desembocan en la laguna, y que vienen del deshielo de más arriba. Tiene una buena pendiente y está algo erosionada por la constante caída de agua, lo que en conjunto al barro que se genera, hace que la marcha en este trecho sea algo lenta. Tras ganar altura llegamos a un plano donde se veía un fantástico sitio para acampar (Hito 12 y 13), y que es una excelente opción para quien desee ganar un poco más de terreno el primer día, o quien no guste de los terrenos tan húmedos, característicos de la Laguna del Salto. Pasado este sector, y después de seguir subiendo un tanto más, llegamos a una nueva planicie, esta vez adornada por tres bellas cumbres y gran parte del terreno nevado a nuestro alrededor. Se trataba del Paso Primero, tal como su nombre lo indica, el primero en la ruta. Este va por la izquierda de las tres cumbres que se ven en la foto, y tras una mínima subida alcanza los 716 msnm, donde se llega a un gran hito de piedras fácilmente reconocible. Desde aquí la vista es hermosa, ya que se contempla una bella laguna cuyos bordes suelen estar adornados por abundante nieve acumulada. Dicho sector es conocido como el Paso Australia, cuyo camino bordea la laguna por la derecha, perdiendo un poco de altura pero sin bajar por completo, y ladereando los cerros por un terreno rocoso y algo expuesto, debiendo tener bastante cuidado en algunas zonas que pueden estar un tanto resbalosas. Desde aquí se alcanza un portezuelo que nos lleva al último paso del día, el Paso de los Dientes, desde donde se puede tener una buena vista -si el clima lo permite- de la Bahía Windhond y el archipiélago de las islas Wollaston.
Cuando terminamos de cruzar el Paso de los Dientes llegamos hasta el hito 16. Este tenía relevancia ya que era el sitio donde se encontraba la bifurcación hacia el Lago Windhond, por lo que íbamos bien atentos para no pasarnos la ruta. Mientras el circuito de los Dientes, en este punto tomaba orientación Oeste, nosotros deberíamos mantener nuestro curso Sur. Aquí paramos un rato a descansar, comer algo y luego ya con energías un poco más renovadas seguimos nuestra dirección, perdiendo gran parte de la altura ganada en los pasos, a través de un terreno muy rocoso y similar al que ya llevábamos desde hace un par de horas, hasta que finalmente cambio el paisaje radicalmente. Esto probablemente es una de las cosas más maravillosas que tiene la isla… en un solo día puedes pasar por tres o cuatro tipos de paisajes opuestamente diferentes, lo que le da un dinamismo increíble al trekking. Esta vez pasamos de un terreno seco y muy rocoso, a un valle lleno de lagunas y vegetación llamado “las lagunas de los castores”… podrán imaginarse el motivo del nombre. El paisaje que teníamos delante generaba una mezcla de sensaciones. Por un lado era fenomenal ver por primera vez el increíble trabajo arquitectónico de tales bicharracos, con todas sus represas, madrigueras y modificación de los cauces, mientras que por el otro lado era impactante ver el gran daño que habían generado para conseguir eso, deforestación e inundaciones . Estos animales no son originarios de la isla, y fueron introducidos accidentalmente tras su liberación por los Argentinos después de su frustro intento por curtir y vender sus pieles durante el siglo XX. Al no tener depredadores, hoy los castores son una real plaga para la isla, y los daños que han generado al ecosistema son irreparables, lo cual se acentúa, ya que una vez que agotan los recursos en un sector, se mudan a otro nuevo.
Luego de haber observado la panorámica de las lagunas de castores, nos internamos en un tupido y húmedo bosque que nos llevaría a las faldas del Cerro Betinelli, pasada obligada rumbo al Lago Windhond. Este es un bello bosque dominado por coihues y abundante vegetación a ras de suelo, lo que le da un aire bastante místico al paisaje, y más aún tras haber dejado atrás un sector del todo deforestado. Una vez que salimos de aquí, comenzamos a avanzar por la ladera del Cerro Betinelli rumbo a su cumbre de 883 msnm. La subida la realizamos por una amplia ladera de tipo acarreo, pero de poca pendiente y con terreno suficientemente firme como para hacer rápida la marcha, y al poco andar estuvimos ya en nuestra primera -y única- cumbre de Isla Navarino, desde donde se tenía una vista aún mejor del Cabo de Hornos. Arriba corría fuerte viento, intensificando aún más el frío, por lo cual luego del abrazo y foto de rigor, rápidamente emprendimos el descenso. Esta es probablemente una de las zonas más expuestas del circuito, ya que la bajada del Monte no tiene absolutamente nada que ver con lo sencillo de la subida. Es una ruta muy expuesta a caídas por lo suelto del terreno, teniendo a uno de sus lados una importante pendiente, ¡qué no sería grato recorrer rodando! Terminada la bajada, llegamos a una pequeña laguna de deshielo ubicada a los pies del cerro, donde nos detuvimos por algunos minutos a comer algo, pero sobre todo a re-estudiar la ruta para definir cuáles serían nuestros pasos a seguir.
Sería de gran relevancia definir donde acamparíamos, ya que según el mapa no existían sitios de campamento hasta el mismo Lago Windhond, sin embargo, analizando las curvas de nivel en el mapa, se veía un posible sitio avanzado un par de horas desde donde estábamos, y justo antes de que la huella se internara en un bosque. La otra opción era cruzar el bosque y acampar a la salida de este, pero además de que ese sector estaba identificado como ciénagas, el mapa mostraba un desnivel de 400 metros que descendía el bosque, y de no encontrar un buen sitio al salir de este, sería una tortura volver a subir esos 400 metros nuevamente. Definido esto, nos calzamos nuestras mochilas y comenzamos a caminar nuevamente por un terreno amplio, sin mucho desnivel y adornado básicamente por puras piedras, uno que otro nevero gigante a nuestro costado (había unos de casi 8 metros de altura) y una laguna de mayor tamaño que teníamos por nuestra izquierda. Este trayecto fue especialmente fome ya que era muy monótono y el terreno sin mucho resalte. Tras caminar un buen rato, divisamos por fin el inicio del bosque. Inmediatamente pegado a él, teníamos un terreno totalmente plano, y donde había signos de campamentos previos, por lo cual sin dudarlo dejamos nuestras cosas para instalarnos. Acordamos que mientras Sebastián iba a buscar agua a un cauce que quedaba cómo a 8 minutos de caminata, yo armaría la carpa. No sé el motivo -el clima se veía estable- pero algo me dijo que debía moverme rápido… en menos de 3 minutos ya tenía la carpa levantada y estacada, y por suerte, ya que en el momento que comencé a instalar el cubretecho comenzó un aguacero de aquellos que te empapan en 10 segundos. Metí las mochilas rápidamente al abside y me resguardé esperando a Sebastián, quien llegó unos 10 minutos después, empapado por completo. Lo que restó de día lo gastamos en cocinar, y más temprano que tarde, nos echamos a dormir después de nuestro segundo exitoso día en la isla.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Laguna del Salto – Cerro Betinelli → 07:00
- Cerro Betinelli – Campamento → 02:00
- TOTAL TRAYECTO → 09:20 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Inicio circuito – Laguna del Salto → 12,15 km
DÍA 5, Campamento improvisado – Lago Windhond – Campamento improvisado
Siempre consideramos que producto de nuestro contratiempo con el bote en Ushuaia, teníamos un día menos para el trekking. Con esto presente, nos despertamos especialmente temprano, y estuvimos listos para salir ya a las 6:50 am -hora record del viaje- para que alcanzásemos a volver del Lago Windhond y partir inmediatamente rumbo a la Laguna Escondida. Justo en dicho momento se puso a nevar tanto que tuvimos que esperar que amainará un poco antes de comenzar a caminar, y cuando ya cuando se había calmado un poco el clima, nos internamos dentro del bosque al costado de nuestro campamento, el que rápidamente nos dio cobijo de la nieve y el viento. El bosque, completamente diferente a los previos que habíamos recorrido, comenzaba con árboles bajos, muy tupidos e inclinados por los efectos del viento. Este paisaje al poco andar cambiaba nuevamente, dando paso a un bosque considerablemente más alto y con gran cantidad de árboles caídos producto de las inclemencias climáticas. El terreno que antes era plano, había comenzado a perder altura de forma vertiginosa, dando paso a toboganes de barro mezclados con hojas, piedras y madera, que traicioneramente intentaban hacerte rodar cuando menos te lo esperabas. La humedad se sentía por doquier, con su característico olor a barro y madera, dando un toque especial al trayecto. Después de alos 400 metros de descenso y casi una hora de caminata, llegamos a terreno más nivelado y confiable, encontrándonos casi inmediatamente con un inconveniente no previsto. Tanto la ruta del mapa, como aquella del GPS, indicaban que la ruta debía seguir derecho, sin embargo exactamente frente nuestro teníamos un represa que formaba una laguna de unos 20 metros ancho y luego un río de unos 3 metros imposible de cruzar por donde veníamos. Esto era totalmente nuevo ya que viendo en retrospectiva las imágenes satelitales del 2014 esto no existía. Los “castores roedores” habían hecho de las suyas y nos habían cortado el camino, por lo que nuestra única opción era encontrar un lugar suficientemente seguro para cruzar. Pensamos en un momento intentar caminar por la represa, pero a pesar de que nuestros amigos roedores se veían bastante buenos ingenieros, no estaba dispuesto a confiarles la seguridad de mi cámara de fotos. Otra opción era simplemente mojarse, pero la corriente era tal, que intentarlo hubiese sido tan arriesgado como la opción anterior, por lo que finalmente decidimos jugárnosla por seguir río abajo y buscar algún cruce. En nuestra búsqueda no dejo de sorprenderme el gran daño que habían hecho estos animalejos… árboles gigantescos de cientos de años cortados desde su base y terreno inundado por doquier, y cada cierta distancia huellas que iban desde el agua al bosque. Aquí fue la única vez que a lo lejos logramos divisar un castor nadando.
No nos tomó mucho tiempo encontrar un árbol caído que cruzara el río, así que luego de asegurarme que mi cámara y GPS estuviesen lo suficientemente protegidos, me subí para cruzar. Una vez al otro lado, nos abrimos paso entre ramas y árboles hasta que logramos encontrar nuevamente el sendero perdido. Este nos guío a través de lo que quedaba de bosque hasta salir de él, dándonos paso a un amplio terreno abierto y de vegetación baja escasa. Habíamos llegado ni más ni menos que a la famosa ciénaga descrita en nuestro mapa. Esta era la primera vez que estaba en una y no pude dejar de pesar inmediatamente el aire de similitud que tenía con la “Ciénaga de los Muertos” de la película del Señor de los Anillos… ya esperaba encontrarme con alguna cabeza flotando en esas aguas turbias. Avanzamos con rapidez por este paisaje totalmente nuevo y diferente para mí, algo del trekking que realmente me generaba satisfacción. Habíamos pasado de un terreno seco y rocoso de montaña, a un bosque especialmente húmedo, llegando a una represa de castores y ahora en una ciénaga!! ¿Qué nos esperaría después?
El terreno, como se ve en la foto, era una gran explanada de algunos kilómetros de largo y limitada a sus dos lados por montes cubiertos de tupidos bosques. Todo el suelo era extremadamente húmedo, pero en ningún caso blando, salvo aquellas zonas cubiertas permanentemente de agua, donde si pisabas, bien podías terminar enterrado hasta las caderas sin darte ni tiempo para reaccionar. De hecho, hicimos la prueba con uno de los bastones, sorprendiéndonos la facilidad con la que logramos enterrarlo hasta la misma empuñadura. Sin duda el lugar es bellísimo, y diferente a cualquier otro que hayan visto. Cada pozón de agua tenía vida en él y nos gastamos un buen tiempo mirando sus colores, algas y bicharracos que nadaban en ellos. Caminamos más o menos 1 hora por este increíble lugar, esquivando pozones y pequeñas lagunas, hasta que finalmente el terreno cambió y desapareció la humedad para dar paso a un terreno más firme. Poco más allá, logramos ver finalmente nuestro objetivo del día, una cabaña escondida entre los árboles y de la cual su chimenea despedía humo de leña, nuestra primera señal de compañía durante el circuito.
Cuando llegamos, además de la cabaña había dos carpas instaladas a los alrededores de esta. Nos acercamos para ver si había alguien, encontrándonos con dos chicos un poco más jóvenes que nosotros, ambos chilenos y que habían estado realizando la ruta del Lago Windhond en modalidad de pesca, recorriendo sus ríos y lagos, y ya emprendían el regreso. Abrimos la puerta de la cabaña y adentro nos encontramos con un tercer “personaje”, y este sí que merecía tal denominación. Se trataba de Pascal, un francés de 47 años que -tras invitarnos un café- nos contó que llevaba ya dos meses viviendo en el refugio y que viajaba cada dos semanas de vuelta al pueblo por los alimentos elementales, los que complementaba con la pesca y la caza. Durante su estancia había reparado el refugio y aprendido español. Pescaba casi todos los días en los ríos aledaños e incluso había cazado un castor con una honda, ahumado su carne y luego curtido su piel. Era sin duda un digno competidor de Bear Grylls, una suerte de viajero errante, que desde hace 4 años había abandonado la rutina clásica, dedicándose a viajar por el mundo, sin tiempos ni destinos y con los recursos que su profesión -ingeniero mecánico en barcos- le daba cuando lo necesitaba. Ese café que nos invitó, en torno a la chimenea, fue probablemente el momento más especial de mi viaje y es aquel que recuerdo con mayor fuerza. Siempre es especial conocer gente de otros lugares y otras culturas, sin embargo conocer gente como Pascal es algo que no te pasa todos los días, y solo por este hecho, ya me sentía pagado con mi viaje.
Salimos de la cabaña rumbo al lago que se ubicaba algunos cientos de metros más al Sur de la cabaña. El lago, si bien no es muy grande, daba la impresión de ser gigantesco, ya que se anteponía a la Bahía Windhond, ubicada inmediatamente al Sur de este, dando la impresión de una magnitud mucho mayor. Descansamos un rato, tomé algunas fotos y regresamos a la cabaña por nuestras cosas, donde nos quedamos un tiempo más junto a la estufa. Antes de partir de regreso a nuestro campamento, nos despedimos de Pascal y le dejamos algunas provisiones en agradecimiento por su hospitalidad. Quién sabe en qué estará hoy mientras escribo este relato.
El regreso fue exactamente por el mismo camino, acompañados por un sol envidiable y sin una pizca de lluvia. Cruzamos la ciénaga por el mismo lugar y llegamos al bosque, encontrando nuestro cruce por el árbol sin problemas. La única parte de mayor complejidad, fue la subida del bosque, que antes había sido extremadamente rápida, pero que ahora en subida y con todo el barro que se había formado por la lluvia de la mañana, se había vuelto un difícil resbalín. Nos dieron las 19:00 cuando llegamos a nuestra carpa, hora ideal para regresar, ya que contrario a lo que habíamos pensado durante la mañana (que nos faltaba un día para el trekking), nos habíamos dado cuenta que los tiempos nos calzaban perfecto siendo innecesario movernos esa noche, por lo que podíamos descansar tranquilamente sin tener que mover nuestro campamento.
Dejamos nuestras cosas y nos pusimos manos a la obra buscando algo de leña por los alrededores para prender una fogata. Después de un buen rato peleando con el fuerte viento y ocupando hasta las cocinillas como lanza llamas, logramos encender una de las fogatas más difíciles que me ha tocado hacer!! Calentamos algunas tortillas a fuego y luego cocinamos algo para comer antes de volver a nuestra carpa, amenazados por nubes muy similares a las que el día previo nos habían llovido encima.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Campamento – Río Castores → 01:00 horas
- Río Castores – Refugio → 02:30 horas
- Refugio – Campamento → 04:00 horas
- TOTAL TRAYECTO → 12:00 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Campamento – Refugio → 6,7 km (x2)
DÍA 6, Campamento improvisado – Laguna Escondida
Nos esperaba un día tranquilo, ya que gran parte del camino -hasta el hito 16- lo conocíamos y sabíamos que no nos tomaría más allá de 5 horas el trayecto. Desde ahí, llegar a la Laguna Escondida -nuestro destino final de aquel día- no debería contemplar más de 2 horas, ya que era solo el tramo final de un trayecto que ya habíamos recorrido a medias, el de la Laguna el Salto rumbo a la Laguna Escondida. Sabiendo esto, si bien, igual nos despertamos a las 7 am por un tema de costumbre, esta vez nos dimos todo el tiempo del mundo en desayunar y desarmar todo con la mayor calma. Recién cuando dieron las 09:30 estuvimos listos para partir, acompañados por un magnífico sol y un cielo despejado, que esperábamos presagiara un buen día.
La caminata comenzó de la mejor forma, descartando inmediatamente la parte más fome de todo el tramo, aquella planicie seca y rocosa de aproximación hasta el Cerro Betinelli, y que en dicho momento no pudo evitar recordarme la famosa “Cancha Carrera” rumbo al Cerro Leonera en Santiago. Tras andar algo más de una hora y haber pasado por las mismas dos lagunas de la ida, llegamos nuevamente a la base del Betinelli. El camino hacia la cumbre, que hace un par de días había sido una bajada resbalosa y bien expuesta, de subida no presentaba mayor desafío y pronto estuvimos en la cumbre, donde esta vez tuvimos una considerable mejor vista del Cabo de Hornos que la vez pasada, ya que ahora teníamos nubes altas y un sol fantástico. A lo lejos se alcanzaban a adivinar las Islas Wollaston y con algo de imaginación incluso la silueta de las cumbres Antárticas. Nos refugiamos del viento tras una pequeña loma con vista hacia el Sur y sacamos nuestra primera ración de marcha con la mejor vista del fin del mundo que podíamos pedir.
Era algo así como medio día cuando emprendimos el descenso por las faldas del Betinelli. El terreno en extremo rocoso de este, se sentía tedioso y traicionero, cediendo las piedras bajo nuestro peso más de lo que hubiésemos querido. Desde lo alto, se tenía una buena vista panorámica de nuestra ruta y se adivinaba sin mayores problemas el Hito 16, punto de intersección de la Ruta Windhond y Navarino. Viendo esto y considerando que en general no me gusta repetir las rutas, fue que vi en esto una forma de innovar. En vez de bajar hacia el bosque y las lagunas de los castores, ruta que perdía mucha altura y que ya conocíamos, se veía claramente una posibilidad de hacer este trayecto en forma directa hacia el Hito 16, lo cual si bien nos disminuiría la distancia de trayecto, probablemente no lo haría en el tiempo, ya que era un terreno más montañoso y probablemente habrían algunas trepadas más complejas. A mis ojos no cabía duda cuál ruta elegir, sin embargo, Sebastián -bastante más conservador- le incomodaba la idea de perder el camino en un lugar que no conocíamos, lo cual era bastante sensato pero poco emocionante. Finalmente después de conversarlo unos minutos, y tras haberme ofrecido separarnos y juntarnos en el Hito 16, decidí no insistir más en el tema, ya que separarse y no encontrarnos sería un pastelón. Bajamos nuevamente por el acarreo del Betinelli hasta alcanzar el bosque y su ruta que nos llevaría otra vez por las lagunas y luego ascendería por el terreno rocoso hacia el Paso de los Dientes, donde se encontraba nuestra bifurcación.
El reloj marcaba las 13:30 cuando llegamos a la salida del Paso y donde estaba nuestro esperado hito. Aquí nos encontramos nuevamente con otras personas, que en lo personal no me agradaba en lo absoluto, ya que mi idea de hacer un trekking por el fin del mundo incluía la máxima soledad posible. Se trataba de tres individuos, uno de las cuales no alcanzamos ni a ver porque siguió rumbo a Windhond, mientras que los otros dos eran un Francés y una Alemana. Tras un cordial saludo y escueta conversación, esperamos tranquilamente que ganaran algo de distancia antes de comenzar a caminar nosotros. La ruta que sigue, discurre inicialmente por terreno de roca, a los pies de la ladera Sur de los Dientes, llegando en poco menos de 1 kilómetro a la Laguna de los Dientes, la cual se bordea por la rivera Norte. Una vez terminada la laguna seguimos en dirección Nor-Oeste caminando a través de zonas con harta piedra y lengas o coihues bajos por aproximadamente 1,2 kilómetros hasta que llegamos a la Laguna Escondida, lugar donde acamparíamos esa noche.
La Laguna Escondida es bellísima ya que está encajonada al lado de escarpados cerros y tiene una agradable península donde acampar. Sin dudarlo nos dirigimos a esta, e instalamos la carpa en un lugar con una vista fenomenal. Ya con todo listo, comenzamos a cocinar y mientras estábamos en eso, el cielo que algunos minutos atrás estaba despejado, se cerró y comenzó a nevar suavemente mientras comíamos. Nada terrible para el lugar donde estábamos, así que ni nos molestamos en entrar a la carpa. Más tarde, ya almorzados y sin mucho que hacer, agarré mi cámara y me fui a pasear alrededor de la laguna para tomar algunas panorámicas. Mientras volvía me percaté que teníamos nueva compañía. El Francés y la Alemana habían seguido de largo, y en su remplazo habían llegado otras dos personas más que andaban en solitario, ambos con pinta de extranjeros. Uno de ellos, aquel que tenía su carpa más cerca de nosotros andaba acompañado por dos perros que paseaban de un lado a otro, un labrador y un peludo grande. Casi cuando llegaba a la carpa, veo al labrador dorado saliendo de nuestro campamento con nuestro confort en la boca muy sigilosamente, por lo que partí corriendo y gritándole hasta que -un poco asustado- tiró su botín y se devolvió corriendo donde su amo, quien seguramente lo había mandado a robarnos jajaja.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Campamento – Hito 16 → 04:05 horas
- Hito 16 – Laguna Escondida → 01:45 horas
- TOTAL TRAYECTO → 05:50 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Campamento – Laguna Escondida → 8,6 km
DÍA 7, Laguna Escondida – Laguna Martillo
No me cabe ninguna duda que la noche que acabábamos de pasar, fue y sería lejos la peor de todas. Cuando instalamos nuestra carpa en la península, lo hicimos meramente porque la vista panorámica era preciosa, sin embargo nunca pensamos que lo encajonada de la laguna, haría que se generaran vientos arremolinados que chocaban desde todos lados. Dormía de lo más tranquilo cuando el viento empezó a mover nuestra carpa desde todos lados, y justo en el momento que desperté, una ráfaga azotó tan fuerte la carpa, que invirtió las varillas de esta, doblándolas completas. A pesar de que sé que las carpas están hechas para resistir tales embates, no pude evitar asustarme y saltar inmediatamente a enderezarla y afirmarla con los brazos hasta que pasara la ráfaga. De ahí en adelante me despertaría cada 30 minutos pensando que en cualquier comento terminaríamos con un parante quebrado a mitad de nuestro trekking.
Desperté con el esperable cansancio de una noche muy helada y poco tranquila. Afuera, los cerros estaban adornados por una blanca capa que le daba aún más belleza al paisaje. Desayunamos lo de siempre y las 09:40 estábamos ya bordeando la orilla Sur de la Laguna. Poco más allá nos encontramos un mirado que está en esta laguna y nos detuvimos un momento a fotografiar. Más adelante nos recibió un paisaje adornado de coihues bajos, dando posteriormente paso a un terreno más abierto y dominado por pequeñas lagunas de castores y sus troncos a medio roer repartidos por el suelo. Mientras caminábamos por acá y poco antes de comenzar la subida rumbo al Paso Ventarrón, nos pilló en la marcha el turista que el día previo andaban con los perros. Su nombre era Lukasz y era un polaco que llevaba 3 semanas viajando por Chile-Argentina, y que había venido con el objetivo de subir el Monte Aconcagua y recorrer este circuito. Lamentablemente había tenido que abortar la primera misión, ya que a 5.000 msnm había comenzado con edema pulmonar y lo tuvieron que bajar en helicóptero… al menos había logrado tener una vista del cerro que pocos pueden llegar a conocer!
**Nota: Con el pasar de los años, nos hicimos buenos amigos con Lukasz, a quien yo volvería a ver por Chile y Seba incluso intentaría el Monte Aconcagua el año siguiente. Hasta hoy sigo conversando con él, y es alguien a quien estimo muchísimo**
Seguimos caminando -ahora los tres- acompañados de los dos perros, que en realidad no eran del polaco, sino que lo habían comenzado a seguir desde el inicio del circuito, y sin mucha dificultad, entablamos buena amistad entre los tres, sin saber que sería nuestro tercer compañero de viaje desde ese minuto y un amigo con el cual hoy sigo hablando regularmente. El día nos acompañaba con un sol fantástico mientras subíamos las laderas de los cerros rumbo al Paso Ventarrón, que bien hace honor a su nombre, con fuertes ráfagas de viento en su parte más alta a 696 msnm. La vista que se tiene desde acá hacia el Sur-Oeste es increíble, y da cuenta del gigantesco potencial que tiene la isla y lo inexplorada que está, con cientos de lagunas y cumbres por doquier. Una vez alcanzado el punto más alto, la huella comienza a perder altura nuevamente hasta bajar rumbo al valle, pero nunca llegando a él y procurando siempre mantenerse a la derecha de las lagunillas bordeando el faldeo de los cerros de la derecha.
Al final de este valle se debe nuevamente cruzar un paso, llamado Paso Guérrico, el cual no presenta dificultad, llevándote rumbo a la Laguna Hermosa, que bien merecido tiene su nombre, y que está adornada a su izquierda por el Cerro Ciem, en honor al australiano que trazó el circuito. La ruta sigue bordeando la costa Sur de la Laguna, hasta su extremo occidente, ubicado a no más de 700 metros de la siguiente laguna, la Laguna Martillo, lugar de finalización del día. En el extremo Oriente, y muy cercano al hito 26, se ubica un sitio de campamento bastante cómodo, pero que rechazamos por la gran cantidad de humedad que había en ese instante y por el afán de seguir avanzando más. Sabíamos que más o menos en el punto medio de la orilla Norte podríamos encontrar un segundo sitio de campamento, sin embargo, no teníamos claridad en absoluto de la calidad de este, y si efectivamente cabría nuestra carpa y la de Lukasz.
A medida que íbamos avanzando, nuestras esperanzas de encontrar un mejor lugar que el anterior iban decreciendo con cada paso. El terreno era rocoso y dejaba poco espacio para pensar en armar un campamento. Casi llegando al cuello de botella que se forma en el extremo occidental de la laguna, encontramos un par de sitios posibles, mas eran irregulares, pequeños y no entusiasmaban a nadie. Con la ilusión de encontrar algo mejor, seguimos bordeando la laguna más allá de donde la ruta cambiaba su dirección, saliéndonos de la ruta, y suerte haber hecho esto, ya que poco más allá nos encontramos con un terreno plano de piedrecilla delgada perfecto para acampar.
Eran las 15:00 cuando tiramos nuestras mochilas y nos echamos a descansar. No podíamos estar más tranquilos y relajados, después de una caminata preciosa, en lo absoluto agotadora y con un clima soleado extrañamente estable. Cocinamos, comimos y finalmente prendimos una agradable fogata, en torno a la cual nos sentamos a hablar de la vida, viajes y planes, mientras el fuego nos calentaba de un clima que caprichosamente había cambiado en 180°, trayéndonos una suave nevazón con la cual culminaría nuestro séptimo día de viaje.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Laguna Escondida – Laguna Martillo → 05:20 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Laguna Escondida – Laguna Martillo → 10 km
DÍA 8, Laguna Martillo – Laguna Los Guanacos
Fue una noche absolutamente opuesta a nuestra experiencia previa en la Laguna Escondida. A pesar de que siguió nevando durante la noche, no corrió absolutamente nada de viento, permitiéndonos dormir mucho más tranquilos. Cuando despertamos aún caía algo de nieve, por lo que el desayuno fue protegido dentro de la carpa, para luego reunirnos afuera con nuestro nuevo amigo Polaco. Ya casi terminaba nuestra aventura y este prometía ser uno de los días más emocionantes, ya que contemplaba cruzar el Paso Virginia, el más alto de todos los pasos, con sus 859 msnm.
A las 09:40 dimos inicio a nuestra caminata, esta vez con 2 integrantes menos, ya que nuestros amigos canes habían abandonado la expedición la noche previa y quizá donde estarían. Remontamos sobre nuestro camino hasta dar nuevamente con la ruta original y empezamos a avanzar sobre un bosque de baja altura que atravesaba la península de la Laguna Martillo. El barrial era gigantesco y teníamos que saltar de piedra en piedra para no quedar enterrados hasta la rodilla en el lodo, cosa que más de una vez nos pasó a cada uno de nosotros, especialmente a Lukasz, que tenía una predilección por pisar donde no debía, lo cual le costó más de un porrazo! Atravesada la península, llegamos al extremo Nor-Oeste de la Laguna Martillo, donde nos esperaba probablemente una de las vistas top ten del viaje; la laguna adornada por el Cerro Clem nevado y visible casi en su 100%. La tranquilidad reinaba en el ambiente.
Retomamos nuestra ruta en dirección Norte. El terreno se mantenía extremadamente húmedo haciéndonos zigzaguear de un lado a otro para no enterrarnos, lo que enlentecía nuestra marcha. El cielo se mostraba caprichoso, como suele ser en estas tierras, intercambiando paisajes nubosos y cielos despejados en cosa de minutos, y sin darnos pista alguna de que nos esperaría después. Tras varias lomas y buen rato de haber dejado la laguna, el clima se decidió y empezó a nevar. Primero tímidamente, para luego cerrarse con una espesa neblina en torno nuestro y una fuerte nevazón que comenzó a tapar todo de blanco en cosa de minutos. La huella que veníamos siguiendo aún se mantenía visible, pero sería cosa de minutos antes que desapareciese por completo si seguía nevando con tal intensidad. Serpenteábamos entre lomas de vegetación baja hasta que de pronto nos internamos nuevamente en el bosque, llegando a un sector de no poca dificultad y que incluso nos hizo verificar en el GPS nuestra trayectoria. Se trataba de un pequeño paredón de barro y roca, donde había que afirmarse de cualquier rama, raíz o piedra para no pasar rodando hacia abajo, y que si bien no era tan terrible, sorprendía encontrarlo en una huella de “trekking”, lo que generó nuestra duda en primer lugar. Pasado este sector, salimos nuevamente del bosque hacia una explanada donde todo se veía blanco. Aún nevaba con ganas y aunque la neblina ya no estaba tan cerrada, era lo suficientemente espesa como para no permitirnos adivinar por dónde seguiría nuestro camino. Era un paisaje sacado ni más ni menos que de la película “Narnia”.
Tras la nevada, el caprichoso cielo se despejó tan rápidamente como se cubrió, apareciendo un hermoso cielo azul y una que otra terca nube que resistía esfumarse. La poca nieve que alcanzó a caer adornaba todo a nuestro alrededor, dándole un toque especial al paisaje y haciendo que parásemos unos minutos a sentarnos junto a una pequeña lagunita para descansar y apreciar la belleza que teníamos en frente. Comimos algún snack, mientras tomábamos fotos, charlábamos y veíamos cómo la poca nieve se derretía rápidamente. Retomamos nuestra ruta al Norte, esta vez en dirección a la Laguna Rocallosa, último sector antes de iniciar la subida hacia el paso Virginia.
La Laguna Rocallosa no tardó en llegar, ya que solo se encontraba a algunas decenas de metros desde donde habíamos parado a descansar. Es pequeña y debe su nombre a la presencia de grandes formaciones rocosas en su costa Norte, por donde tuvimos que pasar haciendo equilibrio saltando de roca en roca. Más o menos a la mitad de la laguna, la ruta quebró hacia la derecha, dando por iniciada la ascensión hacia el Paso Virginia. Comenzamos a trepar por un bosque de coihues extremadamente húmedo y con sectores para nada fáciles. En un par de oportunidades incluso nos tocó pasadas de paredones con pendientes de hasta 70°, por los cuales había que subir tallando peldaños en el barro y agarrándose de ramas y raíces, lo cual se hacía incluso más difícil porque había comenzado a nevar nuevamente. Los pies embarrados hacían que cualquier roca o tronco fuese como jabón, y la mochila con su tamaño y peso no ayudaba en absoluto. Demoramos casi 1 hora en cruzar este trabado pero muy entretenido trayecto boscoso hasta que salimos nuevamente a terreno abierto.
Habíamos llegado a los pies del cordón montañoso del paso y frente nuestro teníamos el zigzag que nos llevaría a sus 849 msnm. Aquí comenzaba el terreno de montaña, por donde subimos sin mucha dificultad acompañados por un fuerte viento que hacía volar los granizos en diagonal. Arriba, llegando al hito 33, paramos a descansar, abrigarnos y disfrutar la maravillosa vista que se tenía desde las alturas. Más allá nos esperaba un terreno relativamente plano y amplio, que nos separaba de 1.200 metros aproximadamente del hito 34, punto más alto del Paso Virginia. Aquí el clima que antes había sido bastante benevolente con nosotros, descargó su peor furia del viaje, con fuertes ráfagas de viento capaces de botarte y constante nieve haciendo que la visibilidad fuese horrible. Los tres caminábamos -literalmente inclinados contra el viento- a la suficiente distancia para no perdernos de vista, ya que el lugar asimilaba perfectamente a condiciones de alta montaña, y no sería ningún chiste dejar alguien atrás. Cuando por fin llegamos al hito 34, los tres nos reunimos ahí para tomarnos la infaltable fotografía. Lukasz fue el valiente en sacar y montar su cámara, la cual para que no se volara tuvo que agarrar firmemente a su mochila en el suelo.
Hacia el Norte se alcanzaba a divisar vagamente el comienzo de una pendiente. Nos acercamos con cautela y divisamos poco más allá un fuerte desnivel que caía rumbo a la que suponíamos sería la Laguna los Guanacos. Claramente la ruta no era directa, ya que por este desnivel se alcanzaba a adivinar lo que parecía ser una gran cornisa, y que después confirmaríamos como tal, con una caída de fácil 300 metros hasta la laguna. La ruta seguía hacia la derecha, ladereando el faldeo para amortiguar un poco el fuerte desnivel que presentaba esta ladera. Era una huella angosta, con terreno blando y traicionero, una pendiente del demonio a nuestra izquierda y todo esto intensificado por unas ráfagas horribles que a los tres nos hicieron caer en más de una oportunidad. A medida que fuimos avanzando, las ráfagas fueron disminuyendo gracias a la protección de los cerros, y la bajada fue perdiendo inclinación hasta que finalmente llegamos a la laguna. Al mirar hacia arriba, se apreciaba la gran bajada que acabábamos de realizar y se veía como en el paso aún nevaba con gran intensidad.
El camino bordeaba la Laguna los Guanacos por su costa Nor-Este, por un fácil camino entre yaretas. Al mirar al Norte se veía más allá el término de la laguna, que se cerraba en una angosta boca y que daba la sensación de ser el fin del mundo, ya que más allá solo se veía cielo. Nos tomó poco tiempo llegar hasta el desagüe, donde estaba ubicado el tercer mirador del circuito, con un sitio de acampada al lado de él. El lugar tenía una vista fantástica pero las ráfagas de viento que se encajonaban en este punto fácilmente alcanzaban los 60-70 kms/hr, haciendo desistir de la idea de acampar acá a cualquiera que valorase su carpa. Tomamos nuevamente el camino por el cual veníamos, y seguimos bajando por pastizales con abundante barro hasta que un poco más allá llegamos nuevamente a un bosque, donde según nuestra guía debería estar ubicado el campamento. Y así fue, tras cruzar el río que venía de la laguna y entrar al bosque, encontramos varios sitios de acampada protegidos del viento y los granizos. Nos instalamos y comenzamos a sacarnos las prendas, que por primera vez durante el viaje estaban totalmente empapadas. Esa tarde la pasamos adentro de los sacos, protegidos del viento, los granizos y el frío… sería nuestra última acampada en el maravilloso circuito de los Dientes de Navarino.
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Laguna Martillo – Paso Virginia → 04:35 horas
- Paso Virginia – Mirador Laguna Guanacos → 01:55 horas
- Mirador Laguna Guanacos – Campamento → 00:40 horas
- TOTAL TRAYECTO → 07:20 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Laguna Escondida – Laguna Martillo → 10 km
- TOTAL TRAYECTO → 11,26 kilómetros
DÍA 9, Laguna Los Guanacos – Puerto Williams
Fue una noche húmeda pero al menos tranquila, donde granizó gran parte del tiempo. Cuando despertamos, afuera el clima se mostraba estable, con una que otra nube y poco viento, sin embargo, 5 días en estas tierras ya me habían enseñado a no confiar… el clima aquí puede ser un bastardo traicionero. Ordenamos las cosas con la calma de quién finaliza su viaje y no quiere partir… ya que a pesar de estar mojados, embarrados y con frío, la experiencia vivida los días previos valía por todo y mucho más. Cuando ya estuvo todo en orden y no quedaba excusa para retrasar la partida, nos cargamos las mochilas y emprendimos la caminata, que en un par de minutos nos sacó del bosque rumbo a la Laguna las Guanacas y todo el desastre “castorístico” que había a su alrededor. La ruta zigzagueaba entre pozones de agua, barriales, represas y vegetación baja, perdiéndose la ruta original en varias ocasiones por la multiplicidad de huellas alternativas que buscaban evitar las zonas fangosas. Aquella que tomamos, nos llevó después de algún rato al bosque que se nutría del Estero Virginia, curso de agua que nacía en la Laguna los Guanacos y desembocaba en la Bahía Virginia del Canal de Beagle. Era un bosque alto y denso, e inicialmente desconfié un poco de la ruta, ya que en el pueblo nos habían comentado que existía una huella en este sector que la gente tomaba por error y que los dejaba considerablemente más lejos del pueblo respecto a la otra. Verificamos el GPS de Lukasz y comprobamos para nuestra tranquilidad que estábamos bien encaminados, lo cual verifiqué posteriormente gracias a las señales rojas pintadas en los árboles.
Avanzamos con gran entusiasmo a través de barriales, árboles y matorrales que poco a poco se hacían más densos. De cuanto en cuanto mirábamos el GPS para verificar nuestra ruta, y seguíamos adelante, caminando a pocos metros del estero, lo que explicaba la gran cantidad de vegetación. Frecuentemente nos topábamos con algún tronco caído, que debíamos sobrepasar o en aquellos casos más difíciles, buscar una ruta zigzagueante para rodearlo. Más de un resbalón se llevó cada uno con esa traicionera corteza húmeda y jabonosa, así como más de una vez quedamos atrapados tal cual bicharracos en la red de una araña, al intentar avanzar entre ramas que se agarraban a nuestras mochilas… y no, ya no avanzábamos por ninguna senda y nos abríamos camino como podíamos. Evidentemente la ruta la habíamos perdido ya hace rato. No era una opción devolvernos. Miré mi GPS y para mi sorpresa me percaté que la ruta que tenía cargada mi amigo Lukasz no era la misma que tenía yo, la cual avanzaba paralelo por donde caminábamos, pero a unos cien metros más hacia el Este. Cien metros no suenan mucho, a decir verdad es como nada, sin embargo, cuando tienes 100 metros poblados de densos arbustos que te hacen avanzar a paso hormiga, cambia la cosa. Debatimos entre si seguir por donde íbamos, devolvernos, o cruzar esos 100 metros en busca de la ruta, y finalmente llegamos al consenso que caminaríamos en diagonal avanzando en ambos sentidos, así nadie peleaba. Bien Salomónico.
Sorprendentemente, no nos costó mucho tiempo salir del bosque y encontrar un claro que nos dejaría en el camino correcto, llegando casi directamente al hito 38. La senda discurría por una ladera donde si bien habían árboles altos, la densidad era mucho menor. El paisaje lo componían principalmente coihues adornados de “panes de indio” a decir basta, y que los hacían casi parecer árboles de pascua. A lo lejos se veía el gran Canal de Beagle y la Bahía Virginia frente nuestro, lugar contiguo a la pesquera Mac Lean, punto final del trekking, y donde comenzaríamos a caminar por el ripio rumbo al pueblo.
No nos demoramos casi nada en emprender el descenso rumbo a la pesquera y de a poco comenzamos a ver nuevamente civilización. Se veían algunos botes pesqueros, una que otra construcción, un par de autos y varios caballos que pastaban tranquilamente en las laderas. Cuando llegamos, lo primero que hizo Lukasz fue dejar su mochila en la mitad del camino de autos, para que si pasaba alguno se detuviese, y seguido de eso fuimos a sacarnos un par de fotos con un antiguo Wolsvagen Beetle rojo que estaba abandonado ahí. Mientras estábamos en eso, escuchamos que no muy lejos se aproximaba un automóvil y corrimos al camino. Se trataba ni más ni menos que Francisco Filgeira, el mismo personaje que 7 días atrás nos había recogido en su minivan en Puerto Navarino y nos había llevado rumbo al pueblo. Qué alegría habernos encontrado con él y poder volver al pueblo en automóvil después de tamaña excursión, y que mejor que hacerlo con una cara conocida a quien contarle nuestras aventuras camino a la civilización.
CONSIDERACIONES
- Hay algunos puntos, en donde uno sale del bosque y tiene vista a la bahía virginia, en el cual hay señal de celular. Ideal si uno quiere avisar en caso de haber coordinado un transporte de vuelta hacia Puerto Williams, ya que queda a 1h-1.5hr antes de llegar a la carretera
TIEMPOS DE TRAYECTO
- Campamento Laguna las Guanacos – Pesquera Mac Lean → 02:45 horas
- Pesquera Mac Lean – Puerto Williams → 00:35 horas (auto)
- TOTAL TRAYECTO → 03:20 horas
DISTANCIAS DE TRAYECTO
- Campamento Laguna las Guanacos – Pesquera Mac Lean → 3,8 km
- Pesquera Mac Lean – Puerto Williams → 6,5 km
- TOTAL TRAYECTO → 10,7 kilómetros
DÍA 10, Puerto Williams
Despertamos en un hostal que no teníamos planificado alojar. Un mes antes de comenzar nuestro viaje, habíamos reservado camas en el hostal “El Padrino”, probablemente el más conocido del pueblo. Cuando llegamos el día que partía nuestro trekking, coordinamos con Cecilia, su dueña, para confirmar nuestra reserva y conocernos personalmente. Queríamos dejar todo en orden para evitarnos cualquier contratiempo el día que terminásemos nuestra aventura, donde llegaríamos cansados y sin ganas para recorrer el pueblo entero en busca de donde dormir. Sucedió exactamente lo contrario.
Cuando llegamos al hostal El Padrino el día que terminamos el trekking, nos encontramos con la no grata sorpresa de que nuestras reservas habían sido tiradas a la basura. El hostal estaba lleno y la dueña no estaba. No éramos los únicos, una pareja de una chilena y un alemán, también se encontraban en nuestra misma situación. Frente a mi llamada, Cecilia no dio muchas explicaciones y lo único que ofreció fue que instaláramos nuestras carpas en el patio… no había reservado con un mes entero de anticipación para eso. Tras la desagradable sorpresa, nos fuimos los cinco en busca de un nuevo hostal. La pareja resultó ser conocidos de Lukasz, ya que habían partido los tres juntos el trekking, sin embargo, al segundo día habían decidido retornar ya que ella se había enfermado. Se trataba de Ingrid, una chilena que hace algunos años se había radicado en Leipzig Alemania, y Michael, un alemán que vivía y estudiaba allá. A los cinco nos recibieron en un hostal llamado “Lunaia”, cuyos dueños eran Cristian y Jessica. El lugar era extremadamente acogedor, con una bosca encendida todo el día, buenas piezas y camas. Junto a ellos vivía Luna, la hija, y motivo del nombre del hostal.
Salimos Lukasz, Seba y yo en busca de algún lugar donde almorzar. Había leído en algún foro de viajes mientras hacía la planificación, que existía un local llamado “La Picá del Castor”, donde posiblemente podríamos encontrar esta carne. Para todos los ambientalistas, les recuerdo que el castor es una plaga y la misma CONAF difunde la caza del animal como forma de controlar los daños. La cosa es que nos fuimos recorriendo el pueblo por la costanera, con un día soleado cómo no habíamos tenido antes, y llegamos después de una par de vueltas a la famosa picada… donde tenían de todo, menos castor!! Finalmente comimos unos buenos sándwich ($4.000) acompañados de una cerveza local ($2.000)… todo un banquete considerando que era nuestra primera comida de verdad desde hace una semana!!
Cuando terminamos de almorzar, seguimos recorriendo las calles del pueblo, que no es muy grande y donde tampoco hay mucho panorama. Destacado es ir a pasear por la costa, donde se pueden ver los buques de la armada, ya que esta zona es fuertemente poblada por marinos por ser un punto militar estratégico. Otra cosa interesante que se puede ver por acá, es la proa del buque explorador “Yelcho”, famoso por el rescate de los sobrevivientes de la malograda expedición de Shackleton en 1916 a la Antártica, historia famosa por el liderazgo que manejó el capitán, logrando salvar a su tripulación completa, tras 1 año y 8 meses perdidos en las aguas más australes del mundo. Para finalizar nuestro paseo por el pueblo, Seba insistió en que quería encontrar algún lugar donde comprar alguna piel de castor, así que comenzamos a hacer averiguaciones hasta que llegamos finalmente al encargado de CONAF, quien nos recibió feliz y nos instruyó un poco sobre este animalejo. Aprendimos que el castor había sido introducido accidentalmente en la isla, tras su liberación en Argentina, donde también había sido introducido, pero voluntariamente para comercializar sus pieles, sin mucho éxito. Luego de cruzar el canal de Beagle, había dejado la grande en la isla, destrozando el ecosistema y generando cambios irreversibles, que dado a la ausencia de depredadores, avanzaban cada día más rápido. Nos contó sobre las infructuosas cazas masivas que había realizado CONAF y como habían enseñado -y pagado- al pueblo de Puerto Williams para que los cazaran, curtieran sus pieles para venta de artesanía y aprendieran a comer su carne, sin muchos resultados. Hoy quedaba solo él y unos pocos más que practicaban la caza del castor, quienes hacían tours guiados para avistamiento y caza ($100.000 p/p), venta de pieles curtidas ($35.000) y carne preparada de castor ($15.000). Finalmente Seba compró su tan deseada piel y yo con Lukasz una porción de carne de castor preparada, que luego comimos en la noche junto a unas cervezas en el hostal. Era una carne de consistencia firme y extremadamente fuerte de sabor, tan fuerte que aún para mí que me gustan esos sabores, me hostigó tras un par de bocados. Vale la pena al menos probarla, ya que probablemente este es uno de los pocos lugares en el mundo donde legalmente podrás hacerlo.
DÍA 11, Puerto Williams – Punta Arenas – Santiago
Resultó ser que a pesar de todo lo que deseaba volar en avioneta desde Puerto Williams hasta Punta Arenas, me tocó volar en un gigantesco boing. Dio la coincidencia de que justo para esas fechas, en la isla se llevaba a cabo el congreso mundial de Briología (estudio del musgo) y estaba además programada una visita de la presidente a la localidad, por lo que los vuelos estaban copados y DAP había tenido que implementar un segundo vuelo con el avión de mayor capacidad. Por esta misma razón, tuvimos que comprar pasajes separados y Seba se había ido antes, teniendo la suerte de volar en la avioneta. Suerte, porque además de la emoción de volar en esta, la vista que se puede tener es -literalmente- 10.000 veces mejor que desde el gran avión que debe volar a mayor altura. El paisaje que rodea a la isla es fascinante, ya que se pasa sobre el irónicamente desconocido Parque Nacional Alberto de Agostini en la Isla Hoste, y digo irónica y literalmente 10.000 veces, porque si los chilenos fuésemos un poco más observadores (o cultos), sabríamos que el tan preciado billete azul, en su reverso tiene el dibujo de dicho parque.
Tras nuestra llegada a Punta Arenas, nos juntamos nuevamente Seba, Lukasz, Michael, Ingrid y yo, y partimos a recorrer algo la ciudad antes de tomar nuestro avión a Santiago. Nos reunimos en la famosa plaza del indio y luego caminamos por la costanera rumbo al mercado, donde nos deleitamos con platos del mar y unas infaltables cervezas. Luego, salimos a despedirnos en el poco tiempo que nos quedaba antes de que Seba y yo tuviésemos que partir al aeropuerto. Finalizaba el que es por lejos, el mejor trekking que alguna vez he realizado, y al cual si o si, pretendo volver alguna vez… y esa será en invierno!!
GRÁFICO DE ALTURA
OTROS PANORAMAS
- Trekking por el día a laguna Maku: Parte muy cercano a la pesquera McLean y una forma muy buena de llegar es arrendando bicicleta (turismo Shila $4.000 día / 2022)
- Trekking a Bahía Windhond por valle Ukika
- Museo antropológico Martín Gusinde / Casa Stirling
- Puerto Toro; el último domingo de cada mes sale un ferry por el día a Puerto Toro, a recoger la basura y llevar cosas, y en el cual se puede ir. El ferry va y vuelve el mismo día. (en temporada alta suele aumentar la frecuencia)
- Paseos en kayak. Arriendo en Explora Isla Navarino. +56 9 9185 0155
- Arriendo bicicletas en Turismo Shila
- Ir a tomarse una cerveza artesanal al Bar Subantártica.
- Trekking en Puerto Navarino. Tomar el bus que funciona Lunes, Miércoles, Viernes y Domingo. Hace el recorrido ida y vuelta en la mañana y luego en la tarde. Se puede ir en el bus de la mañana, hacer un trekking de algunas horas por allá y volver en el bus de la tarde.
- Caminar a la Batería Róbalo, con vestigios de la casi guerra de 1978. Ir por el camino principal, volver rodeando la Laguna Zañartu. Paseo de algunas horas.
FOTOGRAFÍAS
Para quien desee ver el resto de las fotografías del viaje, les dejo el link directo al álbum donde se encuentran. No es necesario tener Facebook para poder acceder.
AGRADECIMIENTOS
A Camila Del Río, mi editora oficial desde ya varias bitácoras, quien es una dulzura y un amor, tal como se ve en la fotografía que me envía con mucho cariño.
A Andres Braga, miembro del Club Andino Universitario, por ayudarme a actualizar la información este 2022.
REFERENCIAS
Andeshandbook
Guías bienes nacionales
Guías bienes nacionales 2
RUTA GPS
– FIN –
1 comentario
He leído con gran interés su artículo sobre DIENTES DE NAVARINO y puedo decir que es uno de los mejores artículos que he leído.